Navidades capitalinas
Aunque las navidades rurales siguen teniendo su importancia, la sociedad, cada vez más urbanizada, vive estas fiestas con sus propios matices. Hoy dedicamos este espacio al pasado y al presente de la Navidad en la ciudad de Guadalajara.
En este mundo de mercado global, las fiestas y los ritos que son rentables económicamente, se van ensanchando en el tiempo, porque el consumo impone sus leyes. Hace un mes que se instalaron las luces en muchos lugares y el engranaje económico se pone en marcha para Papá Noel, para los Reyes Magos y para cualquier motivo del que se pueda obtener un beneficio comercial. Las grandes concentraciones urbanas y la globalización facilitan mucho el mercadeo. La Navidad se ha convertido, por lo general, en la fiesta consumista por excelencia.
Los cambios en esta fiesta no son una excepción: los ritos se ensanchan y engordan. Los bautizos y las primeras comuniones se celebran como bodas, las bodas se celebran con almuerzo-vermú, comida y cena, y las navidades son un sin parar de comida, bebida, cenas familiares y de amigos, fiestas de empresa, vermús solidarios y de los otros. Un derroche de medios y de actos programados que, año tras año, van ocupando cada vez más días del calendario.
Pero esto no siempre fue así. En muchos lugares la Navidad era, en gran medida, una fiesta celebrada por las gentes sencillas, tanto en nuestros pueblos, donde los pastores y pastoras tenían un protagonismo especial, como en los barrios populares de las ciudades, donde nuestras gentes deseaban la llegada de este tiempo para celebrar las esperadas fiestas.
Fiesta fin de año. Guadalajara. 1958. Foto: José Antonio Alonso.
En Guadalajara ciudad, esto ocurría en Budierca, el Alamín y en otros barrios. PAULINO APARICIO reflejó en su “CERRO DEL PIMIENTO. Memoria de un vacío” el significado de la Navidad popular, según la expresión de los paisanos: En las navidades no había casa donde no estuviéramos todos juntos. Empezábamos el día 8 a tocar la zambomba, y ya no parábamos hasta que regresábamos de la Plaza Mayor de tomar las uvas… La Navidad del Cerro Pimiento olía, que te voy a decir yo, a cascajo, a unión, olía a que lo poquito que teníamos lo compartíamos, y a pollo, que era lo que criábamos en los corrales. El “cascajo” era un revuelto de frutos secos: piñones, nueces, avellanas, almendras…el “postre de músico”…Alimentos honrados para que los estómagos se llenen; bisutería de la Nochebuena para los pobres, que son los que la reciben con más ilusión. Porque el turrón pasa de largo. El turrón es el refinamiento…
Pero, este mismo año, antes incluso de la llegada de la Inmaculada, concretamente el sábado, 29 de noviembre, a escasa distancia del desaparecido barrio del que hablamos, la iglesia de la Virgen de la Antigua ha sido, ya, escenario del III CERTAMEN DE RONDAS NAVIDEÑAS, en el que han participado el grupo folk LAS COLMENAS, la RONDALLA DE TÓRTOLA DE HENARES y los AMIGOS DE LA RONDA DE HORCHE. El formato del certamen es similar al de otros encuentros navideños: apertura del acto por la autoridad –la alcaldesa, ANA GUARINOS, en este caso-; interpretación de villancicos por las rondas y grupos, con participación final del público; y, a la salida del templo, caldo calentito para templar el cuerpo y choricillo al vino, con el fin de ir preparando el organismo para que no le pillen de sorpresa las oleadas de colesterol que se avecinan.
Félix Nolasco, con sus zambombas. Foto: José Antonio Alonso.
Los asistentes al acto pudieron contemplar, además, una EXPOSICIÓN DE ZAMBOMBAS de la colección de FÉLIX NOLASCO, instalada en una de las capillas laterales de la Iglesia. Félix posee una de las colecciones más extensas y curiosas de este instrumento de todo el país, aunque, en este caso, sólo se ofrecía una pequeña muestra, debido al espacio reducido de la capilla. Hace años que la colección viene recorriendo nuestra geografía provincial –Certamen de Rondas de Torija, Posada del Cordón de Atienza, Centro San José en Guadalajara-, y otros lugares de la península como el Centro Etnográfico “El Caserón” de San Sebastián de los Reyes (Madrid) o el festival Folk Segovia.
La colección de Félix está formada por decenas de zambombas de Guadalajara, que recogen la gran variedad de tipos presentes en la tradición provincial, desde las pequeñas zambombas serranas, hasta las seguntinas, de gran tamaño y profundos sonidos, pasando, claro, por las zambombas de barril de la capital y alrededores, que se van imponiendo al resto de los modelos. También hay lugar para las zambombas de barro de La Mancha, Andalucía y Aragón o las extremeñas de corcho, y de otras partes del mundo como la “cuica” brasileña o la “buhai” rumana, zambomba de piel de cabra, en la que la caña o palito es sustituida por crines de caballo. Muchas de las piezas son auténticas reliquias antiguas, otras, como digo, proceden de distintas partes de la península y han sido adquiridas por Félix o regaladas al coleccionista por amigos y constructores de todo el Estado, con quien nuestro artesano mantiene intercambio continuado de experiencias, técnicas y piezas. Y, como curiosidad, un sinfín de zambombas en miniatura, la mayor parte de ellas construidas en soportes pequeñísimos como tarritos, dedales o bellotas.
Exposición de zambombas en la iglesia de la Virgen de la Antigua. Foto: José Antonio Alonso.
La zambomba, en nuestra tierra, goza de una tradición secular y, especialmente en la capital, se ha convertido en un instrumento simbólico y representativo de nuestro patrimonio musical popular. La “ZAMBOMBADA”, con unos 30 años de existencia, es un acto masivo en el que participan cientos de personas y es un referente para otras localidades del Estado que organizan eventos similares.
La música coral y tradicional tiene también su sitio en las navidades de nuestra ciudad y se suceden los conciertos de música clásica y los encuentros de rondas, donde participan distintos coros locales y agrupaciones tradicionales, que suelen contar con una nutrida asistencia. También la artesanía tiene su presencia importante en los puestos habilitados al efecto, aprovechando la mayor alegría de los bolsillos en estas fechas de regalos.
Por lo demás, la Navidad capitalina tiene mucho que ver con los elementos festivos del mundo global en el que estamos metidos: luces por doquier, y grandes concentraciones de jóvenes y no tan jóvenes, con el típico gorrito de Santa Claus y las gafas luminosas, peleándose en las plazas por una cervecita o vino y un pinchito, con la música a tope, que últimamente están muy de moda y que sirven para alimentar esa necesidad de seres gregarios que llevamos dentro.