Noche de Reyes

04/01/2020 - 19:28 Jesús de Andrés

Tantas idas y venidas, tanta elección y al final, descartadas las demás posibilidades, todo quedará en manos de Esquerra Republicana, a quienes toca, por arte de magia, ser los protagonistas de la función. 

Para los niños es la noche más esperada, aquella en la que llegan los regalos esperados, en la que se hacen realidad las peticiones anticipadas y se colma la ilusión. Los niños tienen fe porque todo a su alrededor conjura para su alegría, aunque ya sabemos lo que hay detrás: una metáfora perfecta del mecanismo religioso, de la manipulación amorosa, pero manipulación al fin y al cabo, cuyo descubrimiento marca el rumbo de la adolescencia. Pero esta noche de Reyes también va a ser especial por sus connotaciones políticas. Un Congreso que, ahora con prisas, interrumpirá sus vacaciones navideñas para llevar a cabo, de nuevo, y ya hemos perdido la cuenta, una investidura presidencial. Pedro Sánchez vivirá estas horas con la incertidumbre de si recibirá, o no, su preciado regalo, de si los magos cumplirán con su parte y le permitirán salir de su insoportable condición de “en funciones”. 

Tantas idas y venidas, tanta elección y al final, descartadas las demás posibilidades, todo quedará en manos de Esquerra Republicana, a quienes toca, por arte de magia, ser los protagonistas de la función. Cuando podamos ver con perspectiva estos acontecimientos, cuando pase el suficiente tiempo como para que la historia haga su balance habrá que tener en cuenta dos cuestiones que hasta ahora no aparecen en los comentarios al respecto. En primer lugar, las consecuencias de la decisión, que pueden ser graves, en la línea alarmista que desarrollan algunos medios, o no. Dependerá de la acción del nuevo gobierno, en el que el protagonismo será de Podemos, no de Esquerra, y ahí podremos encontrarnos con derivas económicas de las que podamos lamentarnos o con políticas sociales que beneficien a las capas sociales más desfavorecidas. Es seguro que el nuevo gobierno estará más atento a las tradicionales reivindicaciones de la izquierda, no sólo de tipo social, sino también aquellas que afectan a libertades o, por ejemplo, a las relaciones con la Iglesia. Pero también es posible que las presiones de los apoyos independentistas acaben abriendo fisuras imposibles de contener.

La segunda cuestión tiene que ver con la irresponsabilidad de todos los implicados. A nadie se le oculta la ambición política de Pedro Sánchez, capaz de decir una cosa y su contraria en cuestión de días con tal de mantener el poder, pero tampoco debemos olvidar la enorme responsabilidad de Pablo Casado, cuyo único objetivo en toda esta historia ha sido mantener su liderazgo en el PP para poder aspirar a gobernar algún día. El patriotismo se demuestra con hechos, no con símbolos ni palabras. Mucha bandera de España pero a la hora de sacrificarse por ella es mejor mirar para otro lado acusando a diestro y siniestro. Quizá no haya que arrepentirse de nada en unos años, pero si así fuera, sus responsables tienen nombre y apellidos.