Noche universal

26/12/2020 - 11:23 Antonio Yagüe

Hay ateos y católicos empecinados en absurdas y erradas convicciones sobre estas fechas entrañables. 

Es la noche más larga y famosa del año desde tiempo inmemorial en esta parte del mundo. Buscas Nochebuena en internet y te salen 20,2 millones de entradas, 3,8 millones de películas, 9,8 millones relacionadas con  cena, 1,3 con pobres, 540.000 con villancicos…Y en ese plan, que diría Umbral.

Los padres de la Iglesia decidieron en la Edad Media ubicar en ese día el nacimiento de Jesús en Nazaret. En un alarde de estrategia mediática, que ya quisieran los Iván Redondo, lo hicieron coincidir con el solsticio (“sol quieto”, según la etimología, arte magistral de las palabras) de invierno.  Querían simbolizar que las tinieblas y la oscuridad de la noche empiezan a reducirse y son superadas por la luz y el calor del día desde el mismo momento en que Dios llega a la Tierra. Equiparaban así a Dios con el Sol, divinidad muy extendida, que nace y alumbra por todo lo alto. 

Pura fenomenología del hecho religioso. También dedicaron el 24 de junio, cuando los días comienzan a acortarse por el solsticio de verano, a Juan Bautista, precursor y primo de Jesucristo. Un profeta al que las primeras comunidades presentan como esa luz del día que va menguando para dar paso a una noche más y más larga. Esa noche a la que la Biblia se refiere en repetidas ocasiones como “tiempo de salvación”. No es casualidad que sucedan por la noche los grandes acontecimientos de la Historia Sagrada, desde la huida de Egipto hasta Pentecostés pasando por el nacimiento,  muerte y resurrección del Mesías.

Hay ateos y católicos empecinados en absurdas y erradas convicciones sobre estas fechas entrañables. No es necesario creer en Jesús para celebrar estas fiestas, con o sin confinamientos, allegados y cuñados. Quienes ni siquiera se plantean la existencia de Algo o Alguien todopoderoso que sea el principio y el fin de todas las cosas, también tienen esta noche universal un motivo para celebrar la vida en compañía de quienes consideren y con los ritos comunes a cualquier celebración: la comida, la bebida y algunos gestos y palabras que se repiten invariablemente ¡Feliz Nochebuena!