Odio

27/03/2020 - 19:07 Jesús de Andrés

 Es lamentable ver cómo ni en una situación como esta somos capaces de escapar a la sombra de Caín.

Incluso hundidos en el barro, como en el cuadro de Goya, cualquier ocasión es buena para liarnos a garrotazos. Es lamentable ver cómo ni en una situación como esta somos capaces de escapar a la sombra de Caín, esa que cruza España, errante, como cantaba Antonio Machado. Se propaga el odio a mayor velocidad que cualquier virus. Basta echar un vistazo a las redes sociales para ver la ira de individuos encolerizados, de periodistas sin escrúpulos convertidos en propagandistas, de políticos insuflando rencor y resentimiento a sus partidarios para, supuestamente, obtener rédito electoral. Es cierto que sale también lo mejor de nosotros, esa gente que resiste en sus casas, esos sanitarios sobrepasados que no dan un paso atrás, todos aquellos que siguen prestando sus servicios a la comunidad. Pero abundan los del colmillo retorcido, los que, sin asomo de compasión alguna, se ponen estupendos, se erigen en portadores exquisitos de una sabiduría absoluta, en críticos de cada decisión que se toma. Si las cosas van mal es porque gobierna quien gobierna.

Da igual que hablemos del Gobierno, de las comunidades autónomas o de los ayuntamientos: se critica siempre, eso sí, a los otros, porque los otros son los que toman las decisiones erróneas, quienes siempre se equivocan, quienes hacen todo mal para suplicio nuestro. Le pasó a Aznar con la crisis del Prestige, donde cuando menos le acusaron de verter petróleo a propósito por las costas gallegas. Le pasó a Rajoy con la crisis del ébola, en la que se le reprochó cada decisión tomada a pesar de su escaso alcance. Y le pasa hoy a Pedro Sánchez, donde millones de especialistas en epidemiología le acusan de llegar tarde, de no haber tomado decisiones hace meses. Es agotador. Estamos ante un tsunami que nadie supo ver, incluidos los listos que hoy pontifican urbi et orbi.

Pero esto no va de ideologías. En España hay un gobierno de izquierdas, en Francia un gobierno de centro, en Alemania un gobierno de centro-derecha y en el Reino Unido un gobierno de derechas, y todos ellos han están sufriendo lo mismo y han actuado de manera similar, sobrepasados por los acontecimientos. Cuando escribo estas líneas, hace justo un mes que se declaró el primer caso de coronavirus en la Península, el 25 de febrero. ¿Que ya se estaba expandiendo entonces? Pues claro, pero eso lo sabemos hoy, por mucho que algunos pretendan ser más listos que nadie. Hay quien dice que cuando salgamos de esto seremos mejores, que el mundo habrá cambiado para bien, como ocurrió tras la II Guerra Mundial. Perdonen mi escepticismo, pero viendo la calaña de algunos mucho me temo que seguiremos en lo mismo, instalados en ese odio visceral al prójimo que nos caracteriza.