Oro en los hayedos
En Madrid, el frío llega puntualmente el día de La Almudena y las cofrades sacan sus abrigos de negro terciopelo, peineta, mantilla y altos zapatos charolados para la bulliciosa procesión.
Se insinúa el otoño en los cielos rojos del ocaso y en las amarillas copas de los árboles, pero, día tras día, sale el sol caliente y templa Sigüenza y templa Guadalajara. El otoño en las tierras alcarreñas y en las alturas de los hayedos es hermosísimo, un derroche de oro y púrpura, perdices y setas de cardo en el campo. En las ciudades toda la maquinaria se pone en marcha, niños al colegio, adultos a sus ocupaciones, jubilados de paseo, ancianos al Centro de Día y los sindicalistas a sus manifestaciones. El verano es ya un sueño de calor, agua fría y cenas al aire libre. Ahora empieza la vida real.
En Madrid, el frío llega puntualmente el día de La Almudena y las cofrades sacan sus abrigos de negro terciopelo, peineta, mantilla y altos zapatos charolados para la procesión más retrechera y bulliciosa que se puedan imaginar. Este mes, a falta de setas, unos veremos la nueva temporada de The Crown y, para los fans del cotilleo, el Podcast de Corinna Larsen, esa imperturbable rubia que se presenta como una pieza cazada, una buena pieza, cuando su trabajo es cazar varones con poderío. No me interesa su podcast, ignoro quién la patrocina, aunque lo imagino, seguro que no nos ha salido barata, sus armas son una buena carrocería, lujuria, venganza y ambición.
Hemos conjurado el peligro del armatoste chino, que nos pasó por el cielo ahuyentando a los aviones y pájaros de altura. Por un momento temí que cayera sobre La Alameda Bejarana, porque las desgracias nunca llegan solas. He leído a mi compañero Emilio Fernández-Galiano, comparto su indignación por los ataques a las obras de arte, cometidos por unas insensatas mal llamadas ecologistas… Que las cancelen y que las multas sean millonarias, yo también voy a cancelar, que es tendencia, a todos los que estropean con su mal hacer las obras de arte.
El invierno será duro. La guerra en Ucrania es un tumor en el corazón de Europa y cada día las amenazas son más reales. Sube la luz, suben los precios y millones de personas cruzan el umbral de la pobreza. Debemos pensar en aquellos que no tienen sitio en este mundo tan civilizado y hacer un esfuerzo grande por la paz y por la justicia. Mientras tanto intentemos vivir tranquilos y agradecidos con lo que este otoño tan dulce nos regala.