Política policromática, políticos en blanco y negro

02/08/2019 - 12:36 Fernando Almansa

Encasillarse en el pensamiento propio de cada partido sin llegar a soluciones consensuadasa es devolver a la sociedad la patata caliente de su complejidad.

La política española, parece haber encallado en su ancestral y dramático escollo, este es, el de gestionar la diversidad y pluralidad de ideas dentro del complejo país que es España.

Si la dictadura dio paso a una democracia que en pocos tiempo evolucionaria a un bipartidismo que reproducía el sistema de la alternancia política del llamado “turnismo” de finales del siglo XIX; la aparición con fuerza de nuevos partidos como Ciudadanos o Unidas Podemos, a consecuencia del agotamiento del sistema bipartidista, la crisis económica y la falta de respuesta  a la evolución de le los sentimientos nacionalistas, planteaba un nuevo escenario, con mayores opciones para el electorado, que naturalmente se ha traducido en un parlamento más diverso y fraccionado en su composición. Lejos de ser un mal, esto debería ser un gran avance de la democracia, pues en definitiva el parlamento está llamado a representar de la forma más eficaz posible, la diversidad de pensamiento político del conjunto de la población española. Esto supone un reto, pero un reto obvio: parlamentar, llegar a acuerdos, mediar entre posiciones, resolver, solucionar. Encasillarse en el pensamiento propio de cada partido sin llegar a soluciones concertadas, es devolverle a la sociedad la patata caliente de su complejidad sin aportar solución alguna.

Si el sistema político español está profesionalizado, (es decir hay personas a quienes se les paga sus servicios de mediación política, en función de su capacidad y pericia en este tema),  es para que resuelvan, no para que se enroquen en discursos estúpidos que no aportan soluciones. 

Los grandes “machos alfa” de la política española, (porque sigue siendo un espacio machista por excelencia), Los Sánchez, Iglesias, Casado y Rivera, no parecen ser políticos a la altura de la realidad actual de la sociedad española: diversa, plural, fraccionada y riquísima cultural e ideológicamente. Más parecen figuras del siglo XIX, que aspiran a bloques monocromáticos bien definidos, y a ser posible, solo en blanco y negro. Así es más fácil gobernar, sin duda; pero no se trata de hacerlo fácil sino de hacerlo bien dentro de la compleja realidad existente.

El encallamiento actual, no se puede resolver devolviendo a la ciudadanía la pregunta de a quién queremos en el parlamento. Se puede contestar una y mil veces pero la papeleta aunque con matices diferentes, será siempre la misma: policromática, compleja y rica. Si estos políticos no saben pintar con esta paleta multicolor, que se dediquen a pintar oscuras escenas en blanco y negro, pero en su casa por favor, no con nuestros impuestos.