Primarias
El PP ha olido la sangre y por primera vez en mucho tiempo ha recobrado una ilusión que no había tenido desde la llegada del indeciso Casado.
Cando todo vaticinaba un horizonte electoral despejado, sin grandes duelos a corto plazo, con tiempo por delante para que los partidos políticos pudieran coger fuerza, llevar a cabo transformaciones derivadas de sus congresos y organizarse de cara al futuro, el adelanto de las elecciones autonómicas en Madrid, y su aplastante resultado, han desbaratado lo previsto, poniendo a todos de los nervios. El PP ha olido la sangre y por primera vez en mucho tiempo ha recobrado una ilusión que no había tenido desde la llegada del indeciso Casado. El PSOE, que se las prometía felices, ha visto como su horizonte se ha llenado de nubarrones para afrontar una legislatura que se le puede hacer mucho más dura de lo sospechado desde que consiguiera aprobar los presupuestos. Y Ciudadanos y Podemos, arrastrados por la corriente, bastante tienen con intentar salvar el tipo a pesar de que ambos son conscientes de llevar pasajes de tercera en el Titanic.
Pedro Sánchez se jugará su porvenir, de manera interpuesta, en las primarias del PSOE andaluz que se celebran este domingo. Su gran rival, Susana Díaz, quien fuera líder del sector que destronó a Sánchez de la secretaría general en 2016 y compitiera con él en las primarias de 2017 con el apoyo de los principales líderes históricos del partido, quiere darles un tono de segunda vuelta, la que no llegó a celebrarse entonces al ser derrotada aplastantemente por la militancia. Resuenan los ecos de aquella batalla en unas primarias contaminadas por el debate sobre los indultos, el gobierno de coalición o el apoyo parlamentario de la izquierda nacionalista. Susana Díaz sabe que está herida de muerte y esta es su única posibilidad de salvarse, haya o no segunda vuelta el 20 de junio. A más de uno, sobre todo a quienes apostaron a caballo perdedor, le traerá el mal recuerdo de aquellos intensos días.
Dicen que, por la disputa de un mismo espacio, los peores enfrentamientos son los que se tienen con los “compañeros” de partido, y ejemplos no faltan. En un nivel distinto, pero también muy interesante, en apenas un mes se celebrará un congreso provincial del PP que en el fondo son unas primarias bajo otra apariencia. Dos candidatos hasta el momento, aunque no son pocos los que esperan otro más, competirán por llevar las riendas del partido para un tiempo que se presenta alentador, sobre todo después de la travesía del desierto que la relegación al tercer lugar y la pérdida del poder municipal y provincial le supusieron. En un horizonte de crecimiento y recuperación del poder la lucha podría recrudecerse, pero no parece que vaya a ser así, al menos hacia afuera, dado el carácter de los hasta ahora dos únicos contendientes, Ana González y Jaime Carnicero, dos personas serias y disciplinadas. No por ser unas primarias hay que comportarse de modo primario.