Primavera de locos
Los árboles empezaron a despertarse a mediados de enero. Según los meteorólogos, llevan quince días de floración adelantada a una estación que durará exactamente 92 días y 18 horas.
Ya asoma. A ver si nos desahoga del panorama invernal de corrupciones que amenaza nuestros mejores sueños. Viene cuando más la necesitamos, con el idus inquietante clavado en el vértice de marzo, recordando que Julio César fue asesinado por un grupo de presuntos amigos el 15 del mes de Marte (marzo), en el año 44 antes de Cristo.
Pero la naturaleza es ajena a los miedos humanos y el día 20 los dos polos de la Tierra volverán a colocarse a la misma distancia del sol, igualando la duración de la noche con el día. También irán a lo suyo las violetas y margaritas tapizando praderas, y los pájaros con sus reclamos, nidos y crías para impulsar la rueda de ese círculo perfecto que es la vida.
Los árboles empezaron a despertarse a mediados de enero. Según los meteorólogos, llevan quince días de floración adelantada a una estación que durará exactamente 92 días y 18 horas. Pronto podríamos andarnos por sus ramas imitando a esa caterva de gobernantes golfantes que divagan, manipulan el lenguaje y lanzan cortinas de humo. Quizá mejor hacer oídos sordos.
Baroja decía que, en primavera, el hombre nota que “no se renueva como el árbol, ni como el arroyo, ni como la nieve del monte, y que lo que muere en él no vuelve a brotar jamás”. “La primavera besaba suavemente la arboleda...», dejó escrito Antonio Machado, junto a un ejército de poetas armados de estrofas y versos rimados para pintar marzo de azul labreño y llenar de verdes la primavera.
Mucha gente anda expectante ante la estación florida. La llegada coincide este año con la también ansiada Semana Santa. Junto a días de postal no faltarán lluvias, celliscas, aguaceros, tormentas, lluvias de estrellas, lunas llenas (la primera, el lunes santo 25 de marzo), eclipses y penumbras.