Procesión de asesores
La adulación está unida a la necedad: el enchufado alaba para sobrevivir, mientras que el apto pide oportunidades, no enchufe.
Se atribuye a Cela la leyenda de Los 150 novelistas de Moncloa o de Carmen Romero (esposa del presidente González), para desprestigiar a jóvenes literatos entonces como Muñoz Molina, Llamazares o Javier Marías. Parece que nunca llegaron al centenar los que recalaban en palacio, que no recibían más estipendio que tertulias bien regadas en la Bodeguilla y que su influencia en política fue escasa.
Se quedaron cortos frente al rebaño de asesores que procesiona cada día al palacio presidencial y la Administración: 1.500 (según datos oficiales), contratados con el índice y sueldazos a los que resbala la cesta del IPC (luz, combustible, alimentos básicos, etc.) Una legión que no se sabe exactamente qué función cumple. Aparentemente, hacen dos cosas: decir que sí a quien los nombró y formar enjambres de pelotas en torno al político que les da de comer.
La adulación está unida a la necedad: el enchufado alaba para sobrevivir, mientras que el apto pide oportunidades, no enchufe. Advierten los sabios de que encumbrando a estos parásitos, nos vamos convirtiendo en un país cada vez más alérgico a la inteligencia. Puede parecer que aquí hay más cretinos que en otros países, pero eso solo es porque los nuestros llegan como mínimo a secretarios de Estado o viceconsejeros y son muy notorios en esos sillones.
No hay cargo que se precie que no tenga unos cuantos de estos lumbreras, cuyo moderno patrón podría ser Iván Redondo o Miguel Ángel Rodríguez, por citar algún “gurú” o “mago de la política” en la pomada. Dicen que hasta en una autonomía del montón, como la nuestra, hay contratados oficialmente 137. Algunos son expertos cantamañanas en comunicación estratégica, institucional, política o en Españas vacías y bolsillos llenos.
“Por aquí han pasado en 16 años una recua insuperable de políticos y asesores”, comenta un ilustre molinés indicando al Parador. Fue presentado con su célebre maqueta en 2010, cuatro años después de que Zapatero anunciara la obra tras el trágico incendio de los pinares del Ducado. Hace un año se fijó la inauguración para esta Semana Santa. Hace un mes se ha retrasado a la próxima… Está gafado. Mejor hacerse a la idea.