Quejicas
Algunos dicen que, pese a su privilegiada panorámica de los castillos, es un edificio de los más feos de Molina de Aragón, e inexplicablemente exento de las exigencias urbanísticas guarda la apariencia del entorno histórico.
Andan los protestones crónicos molineses quejándose de que el Parador, con inauguración prevista para ferias, llegue 19 años después (ni la obra del Pilar) de la primera promesa a modo de compensación tras el brutal y trágico incendio del Alto Tajo.
Desde fuera les parece una nave chamuscada, con maderas oscuras como quemadas, recordándolo. Quizá era la primera intención del diseño.
Algunos dicen que, pese a su privilegiada panorámica de los castillos, es un edificio de los más feos de Molina de Aragón, e inexplicablemente exento de las exigencias urbanísticas guarda la apariencia del entorno histórico.
Mientras esperan para ponerle faltas por dentro, creen que proporcionará contados puestos de trabajo y dificultan que sea “dinamizador” de la zona.
Asegura el colega Pedro Simón que quejarse de todo es el deporte español. En el país de la gata flora es como una lacra. Siempre nos quejamos del tiempo (haga el que haga), de los lunes, del aire acondicionado cuando está encendido y del calor cuando se apaga, del cambio de hora, de los anuncios…
Pedro tiene observado que hay quejicas a tiempo completo y a tiempo parcial, que ejercen generalmente en vacaciones y bodas. “Luego -explica- están los peores: esos que protestan como cabrones y sin misericordia de todo”. Son los emperadores de la queja.
Muchos mayores se quejan de vicio. De que haya más perros que niños, de los nuevos tapones de las botellas, de los jueces, de que los vuelos salen con retraso, de que tardan en atenderlos en restaurantes, de tener que pedir cita previa para la cita previa, de las amnistías a golpistas y malversadores, de la financiacion ‘singular’ al norte y noreste, del Gobierno y de la oposición…
García-Page y otros administradores harán bien en hacer oídos sordos. Ellos también pueden quejarse de los recortes reversibles durante la breve gestión pepera hace una década.