Requiem por una generación

03/05/2020 - 16:19 Manuel Ángel Puga

Pido a las autoridades competentes que se levanten monumentos en todas las ciudades y pueblos de España dedicados a la memoria de una generación que dio a su país mucho más de lo que recibió. 

Con este artículo quiero rendir homenaje a esos miles (se tardará en conocer el número exacto, porque no fueron contabilizados aquellos a los que no se les aplicó el test diagnóstico) de hombres y mujeres que están muriendo por la pandemia del coronavirus, pero también por la falta de previsión de quienes deberían haberla tenido. Recuerdo aquí de un modo especial a esos hombres y mujeres que habían nacido entre los años 1930 y 1950; muchos de ellos habían cumplido, pues, más de 70 años de edad. Esa generación (en la que yo me incluyo) sabía de sacrificios y de privaciones, al haberle tocado vivir nuestra Guerra Civil o, al menos, todo el período de la postguerra. El coronavirus se los está llevando sin distinguir si habían sido de derechas o de izquierdas. Ahora están todos en el mismo bando: en el de los muertos… ¡Qué cierto es que la muerte a todos nos iguala, como decía Séneca!

Fue una generación sufrida y abnegada durante el largo período de la postguerra, particularmente en la década de los años 40. Hubo que pasar muchas privaciones; incluso hambre, porque coincidió con el comienzo y desarrollo de la Segunda Guerra Mundial… Yo recuerdo que durante aquellos años estaba interno en un colegio, en la ciudad de Vigo (Pontevedra), estudiando un Bachillerato que entonces tenía una duración de siete años. De la abundancia de las comidas en aquella época da buena idea el hecho de que cuando nos servían el postre (normalmente, un plátano), la mayoría de los internos lo cortábamos en finas rodajas, sin haberlo mondado previamente, y nos lo comíamos con la monda… Aquello era pasar hambre; quien lo probó, lo sabe.

La generación que ahora se está muriendo era luchadora y trabajadora por excelencia. Ante las serias dificultades económicas de aquel momento, los padres de familia tenían que realizar varios trabajos en distintos sitios, porque los salarios eran muy bajos y había que sacar adelante a toda la familia. Sí, fue una generación entregada a su familia, pero también entregada a la reconstrucción de un país destruido por la guerra… Partiendo de las ruinas y de los escombros de aquella España, construyeron edificios, parques, jardines, calles, carreteras… Y por si esto fuera poco, fue la generación que a partir del año 1975 realizó la ejemplar transición a la democracia. En aquellos tiempos de reconstrucción y de transición nadie preguntaba a nadie si era de derechas o de izquierdas. Desgraciadamente, eso vino más tarde cuando algunos políticos estuvieron más atentos a dividir que a unir a los españoles.

Durante la crisis económica iniciada en el año 2008 muchos se quedaron sin trabajo y algunos, en la calle al no poder pagar la hipoteca de sus viviendas. Por aquel entonces fueron los abuelos pensionistas, los mismos que ahora se están muriendo víctimas del coronavirus, quienes ayudaron a sus hijos y nietos a seguir adelante… ¿Y ahora? Ante la terrible crisis económica que tenemos encima, ¿quién ayudará a los miles y miles de personas que se están quedando sin trabajo?... ¡Cómo se va a echar de menos a esta generación! ¡Con qué angustia se llorará su ausencia!

El coronavirus, ese asesino invisible, está segando las vidas de toda una generación de hombres y mujeres. Son asombrosos los índices de mortalidad. Según algunas estadísticas, han muerto (y desgraciadamente, seguirán muriendo) casi el 20% de entre los mayores de 80 años, y el 8,11% entre los que tienen más de 70. La mayoría estaba en residencias de ancianos. Algo ha fallado en estas residencias para que hubiera tantas muertes, por lo que ya se están iniciando las oportunas investigaciones. Pero lo más triste es que casi todos murieron solos, sin la compañía de sus seres queridos, sin que nadie les diera un beso ni un abrazo de despedida. Incluso hay muchas familias que no saben dónde han sido enterrados o cuándo les entregarán las cenizas de los que fueron incinerados… Esta generación abnegada, sacrificada, entregada a su familia y a su país no se merecía el final que están teniendo.

Por todo lo anterior, desde estas páginas pido a las autoridades competentes que se levanten monumentos en todas las ciudades y pueblos de España, dedicados a la memoria de una generación que dio a su país mucho más de lo que recibió. Se debe tener ese gesto, sencillamente, porque es de justicia. No hacerlo demostraría absoluta desconsideración y plena falta de respeto a su memoria y a su meritoria labor.