Salvar Madrid

04/10/2020 - 12:54 Marta Velasco

Hoy Madrid sufre una segunda ola de la pandemia y es considerada políticamente incorrecta por tener un gobierno de derechas en la Comunidad y el Ayuntamiento, ¡uy, derechas, todos fachas! .

Vuelvo de Sigüenza después de un largo verano, bajo un cielo atormentado. Parece que va a llover, pero en Madrid brilla el sol, el viento ha soplado sobre las nubes, que se van en rebaño más allá de la sierra. Así recuerdo las llegadas al Madrid de mi infancia, cuando lucía un sol de domingo y veníamos desde Guadalajara a ver a mi abuela y a comer con ella, y luego nos íbamos todos a la Casa de Fieras del Retiro, a una terraza de Recoletos o a un cine de la Gran Vía. Era aquel un Madrid precioso, iluminado y amplio, no conocía entonces muchos lugares tan monumentales, tan importantes. 

A los 18 años, vine a Madrid a vivir en un Colegio Mayor. Yo era una chica de Guadalajara y en el Colegio tuve amigas de Alicante, de La Coruña, andaluzas, vascas, canarias, aragonesas, y de toda España; y también americanas, tahitianas, francesas y de muchos países de Sudamérica. Todas, todas, nos hicimos madrileñas en Madrid. Fueron años de aprendizaje, años maravillosos, cuando en la Universidad se caldeaba el ambiente para cambiar el régimen franquista. Juventud y revolución, una emocionante mezcla para esa edad. Mientras estudiábamos y nos hacíamos mayores, Madrid fue nuestro hogar, nuestra patria, nuestro centro del mundo… y lo que siempre fue Madrid: la casa de los abuelos de todos los españoles. Ningún madrileño nos dijo que no era nuestra ciudad, que nos fuésemos a nuestros pueblos, nunca nos sentimos un estorbo, siempre fuimos queridos y acogidos con alegría.

Hoy Madrid sufre una segunda ola de la pandemia y es considerada políticamente incorrecta por tener un gobierno de derechas en la Comunidad y el Ayuntamiento, ¡uy, derechas, todos fachas! ...Pues no, todos fachas no. La mayoría de los madrileños, derechas, centro o izquierdas, apoyamos la Transición, votamos la Constitución, la Monarquía, la división de poderes; luchamos por la democracia, por la libertad de voto y en esa libertad y respeto a otras opiniones hemos educado a nuestros hijos.

Ahora, aprovechando las dudas de la presidenta de la Comunidad en la gestión de la pandemia, las mismas dudas, por cierto, que tuvo antes el gobierno central, Madrid se ha convertido en la gran apestada. Rumores, manifestaciones con apoyo, mentiras, promesas y desmentidos, crean un clima político irrespirable de confusión, propiciado supuestamente por el aparato de propaganda de Iglesias, su monaguillo Garzón, el avispado Echenique y la pichichi Calvo al remate. El objetivo, después de la última y premiosa rueda de prensa de Illa y Simón, no me ha quedado nada claro, lo juro.

Vivo y disfruto de Madrid, sin perder el amor por mi ciudad seguntina, donde paso el verano, ni por Guadalajara donde fui feliz, ni por Cádiz donde conocí el mar, ni por Barcelona, San Sebastián o Pamplona… España es diversa y libre desde la Constitución de 1978. Cuarenta años de progreso y libertad, dilapidados por una batalla ideológica.

Devolvamos a Madrid todo lo que nos dio. Únanse por una vez para salvar Madrid.