
San Andrés, a la espera del aviso de desembalse de Alcorlo por primera vez en su medio siglo de historia
El pantano de Alcorlo supera ya el 80 por ciento de su capacidad, que asciende a 180 hectómetros cúbicos, cuatro veces más que su vecina Beleña. San Andrés del Congosto se encuentra al pie del pantano, justo debajo. El cauce del Bornova y todos los que bajan de la Sierra está haciendo que suba por minutos. Todos los barrancos, hacia Alcorlo, hacia Congostrina y hacia Zarzuela están de agua a rebosar.
En estos momentos, la alcaldesa, Consuelo Gil Esteban, está esperando que la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) le avise por los cauces oficiales de un desembalse que parece inminente, “porque da miedo”. Sería la primera vez en sus 47 años de funcionamiento, abasteciendo los riesgos del entorno. “Recuerdo que hace décadas subió al límite, pero al final no lo tuvieron que desaguar, aunque sí que estaba a un metro de la salida y no sé si este año habrá llegado ya a ese nivel”, señala. “Ahora la situación es que es diferente; yo entiendo que está controlado y el aliviadero irá desaguando según vaya cogiendo de arriba”, continúa.
Aunque confía en la profesionalidad de la Confederación y sus técnicos, teme que la repentina subida del caudal del Bornova, con el agua que saldrá del aliviadero de Alcorlo, emplazado a unos 700 metros del casco, provoque la anegación de los cultivos adyacentes. Recuerda que, hace 55 años, se salió del curso fluvial, lo que arruinó los cultivos. “Tardó un montón de tiempo en ir bajando el nivel”, añade. El río pasaba por encima del puente romano y todo el agua bajaba a la vega del Bornova. Era cuando no había pantano. Indica que la Confederación ya limpió el río hace una década. Sin embargo, los chopos han vuelto a crecer, con lo que, en caso de una avenida por encima de lo normal, procedente de la apertura de compuertas, podrá anegar sus campos de nuevo.
Este pequeño pueblo se encuentra en una posición sobreelevada respecto al río, con lo que es casi imposible que se produzca una inundación –de hecho, nunca en su historia se tiene conocimiento de algún suceso de este tipo-. Pero esta situación preocupa, como es lógico, a la regidora, ya que, por una parte, tiene por encima de la cabeza suya y la de sus vecinos un “pequeño mar de agua”. Por otra, el río, “con cierta falta de desbroce”, corre el riesgo de desbordarse y, por último, muestra su preocupación por los vecinos. Por eso está muy atenta, a la espera de la oportuna comunicación de la CHT.
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