Sueños a veinte euros

12/12/2020 - 13:20 Antonio Yagüe

El Gordo cayó en Molina de Aragón también reales en 1852, cuando en España gobernaba Isabel II.

Da igual que la probabilidad de que a una persona le toque el Gordo de Navidad, el sorteo de lotería más esperado del año y el mayor del mundo en su formato, sea de 0,00001%. Tampoco importa que apenas haya un 5% de opciones de que el décimo que guardamos en una caja, la cartera o un sobre sea bendecido con alguno de los 15.304 premios de diferentes cuantías que se reparten este año. Ni la existencia de números feos o bonitos, algo totalmente subjetivo y fuera de cualquier lógica científica, que se mantiene año tras año. Porque la esperanza no se pierde y las costumbres, tampoco. Así se ha demostrado desde el primer sorteo en 1812.

Recuerda la historia que entonces España andaba también desmejorada. La Hacienda Pública había quedado muy maltrecha por la Guerra de la Independencia y los bolsillos de los españoles, los que salieron airosos de la contienda, estaban a la par. Más de doscientos años después de aquel sorteo celebrado en reales, España vuelve a estar inmersa en otra guerra, esta vez vírica. La covid-19 ha puesto en jaque a todo el planeta con una pandemia que ha dejado todo patas arriba y dejará “tocada” la lotería, según temen en Hacienda, con una caída de las ventas en un tercio.

El Gordo cayó en Molina de Aragón también reales en 1852, cuando en España gobernaba Isabel II. Las crónicas y leyendas más bien rurales no recogen ni la cuantía ni los beneficiarios. No debió llegar ni a un pellizco. Es imposible, dicen, ocultar dos cosas: el amor y el dinero. Pero da argumentos a quienes defienden que siempre toca a alguien y que es hora de que repita aquí.

Los contreras aducen que esta lotería, más que otras, es una manera de vender sueños a los ignorantes por los gobiernos de todo signo que la han respaldado durante 209 años. “No compro porque me toque, que seguramente no. Compro ilusión”, decía un señor de mi pueblo. Visto así, ilusionarme será barato:  40 euros, un décimo de Labros y otro de Nueva Alcarria.