Tele Región

06/09/2019 - 13:31 Jesús de Andrés

Hoy, Diaz Ayuso, la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid, heredera directa de Aguirre y Cifuentes, dice que revisará el funcionamiento y las cuentas de Telemadrid sin descartar su privatización.

Cuando Cospedal incluyó la privatización de la Televisión de Castilla-La Mancha en su programa electoral de 2011, en unas elecciones que finalmente acabaría ganando por mayoría absoluta, yo me lo creí. “Es un instrumento de propaganda del Gobierno y de su presidente”, dijo entonces, y tenía toda la razón. Lo era: un instrumento de propaganda que rellenaba el tiempo entre noticiario y noticiario (entre publirreportaje y publirreportaje) con toros, programas que promovían un absurdo ruralismo en forma de orgullo cateto, y más toros. La vida sigue igual, dice Julio Iglesias. 

Era el peor momento de la crisis y las cuentas no salían. Habían caído los ingresos y no quedaba otra que atajar el gasto, algo que entendía hasta el menos ducho en economía. La lucha contra el déficit y el equilibrio de las cuentas públicas pasaron a ser parte del debate y de la contienda. No era novedad: cualquier político que haya gobernado ha tenido antes o después que afrontar ese dilema. José Echegaray, ministro de Hacienda a finales del siglo XIX, más conocido por haber ganado el premio Nobel de literatura unos años después, decía que igual que el creyente debe tener temor de Dios, la salvación del gobernante estaba en el santo temor al déficit. La clave era decidir dónde se dejaba de gastar.

La “dieta Cospedal”, como se denominó su plan de ajuste, tuvo un buen comienzo. Acabó, por ejemplo, con el “Defensor del Pueblo de Castilla-La Mancha”, cuyo absurdo nombre era indicativo de su carácter innecesario. Supuestamente fue creado para velar por la protección de los derechos y libertades incluidos en el título primero de la Constitución, algo que ya hacía el Defensor del Pueblo. Un chiringuito. Su eliminación sin resistencia alguna y sin que se notara lo más mínimo, confirmó lo acertado de la decisión. Pero lejos de perseverar en el acierto, Cospedal acabó con el déficit recortando en las inversiones y servicios que más afectan a los ciudadanos y mayor desigualdad provocan en la sociedad: en educación y sanidad, siendo la comunidad autónoma que más recortó en gasto sanitario. La televisión autonómica no se privatizó; al contrario, se puso al frente a un comisario político, el periodista Nacho Villa, quien dilapidó el dinero público y gastó cientos de miles de euros tirando de tarjeta en restaurantes y hoteles de lujo, convirtiendo a Radio Televisión Castilla-La Mancha en un instrumento de propaganda de su presidenta.

Hoy, Diaz Ayuso, la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid, heredera directa de Aguirre y Cifuentes, dice que revisará el funcionamiento y las cuentas de Telemadrid sin descartar su privatización. El tiempo dirá si es verdad. Lo importante es que sus presupuestos no afecten a lo fundamental. Y que se deje de hacer propaganda política con dinero público.