
Thor, ¿aún más payaso?
No me cansaré de decirlo: la saga de Thor estaba muerta tras sus dos primeras entregas. El personaje, simplemente, no funcionaba. Para hacerse una idea del viaje que ha dado nuestro buen Thor, solo es necesario recordar que la primera idea fue la de darle un toque shakespiriano poniendo como director a Kenneth Branagh. Casi nada.
Dos películas, dos decepciones. Tuvo que llegar Taika Watiti para que, a la tercera, la cosa por fin funcionara... aunque no fuera a gusto de todos. En Ragnarok, el director explotaba la brutal vena cómica de Chris Hemsworth para redefinir al personaje de la forma más extrema en la que se ha reformulado un protagonista en el mundo Marvel. Thor, de repente, se abonaba al humor y pasaba a ser un noble fuera de época, engreído, inmaduro y desubicado, aunque sin por ello dejar de ser el héroe de la película.
El cambio de registro hizo que muchos fans del personaje se levantaran en armas. ¿Thor un personaje cómico? Sin embargo, es indudable que sirvió para revitalizarlo. La influencia de la visión de Waititi fue tan grande que incluso se extendió al final del primer gran arco argumental de Los Vengadores, con el famoso ‘Thor Gordo’.
Ahora llegaba el momento de retomar las aventuras en solitario del Dios Vikingo y, como es lógico, Waititi ha decidido ir un paso más allá en su visión del personaje, introduciendo aún más humor y llevándole aún más cerca de la parodia.
La película retoma la historia de Thor justo donde la dejó la última película de Los Vengadores, con el Dios embarcado en vivir aventuras junto a los Guardianes de la Galaxia. Ya ha recuperado su aspecto físico previo a la depresión que le provocó el chasquido de Thanos, pero todavía sigue ‘roto’ por dentro. Sin embargo, la irrupción en escena de un temible adversario que está empeñado en matar a todos los dioses, algo que parece estar logrando, le hará volver a la Tierra para defender el asentamiento asgardiano, donde se encontrará con su antiguo amor, Jane Foster, que ha sufrido un ‘pequeño’ cambio.
El mayor problema que puede tener Thor: Love and Thunder es de tono. Su apuesta aún más desenfadada por la comedia, a veces infantil, es posible que provoque algo de rechazo entre los fans del personaje. Ragnarock fue un descubrimiento, pero como ocurre siempre en estos casos, el factor sorpresa ya se ha perdido.
Lo que queda es la capacidad de Waititi para dibujar personajes entrañables, no tan alejados de la ingenuidad que tenían sus vampiros de lo que hacemos en las sombras. El director se muestra muy cómodo en la comedia casi casi absurda y sabe rodearse de las personas apropiadas para dirigir las escenas de acción.
Cuenta también con un reparto que está dispuesto en todo momento a seguirle el juego. No sorprende en el caso de Chris Hemsworth ni de Tessa Thompson. Tampoco debería en el de Natalie Portman, pero en este caso hablamos del retorno de una actriz que, por lo que se ha dicho alguna vez, no terminó demasiado satisfecha de su paso por Marvel ni del uso que se hizo de su personaje. Ahora vuelve al mundo de los súper héroes de la mano de Waititi, un director que conecta plenamente con los valores sociales y morales que abanderan Marvel y Disney en los últimos tiempos.
Sin embargo, nada funcionaría como lo hace sin Christian Bale, el villano de la historia... aunque un villano con el que resulta muy fácil empatizar. Una vez más, nos encontramos ante un película Marvel que ofrece al espectador una lectura más incómoda de lo que cabría esperar, sobre todo por parte de quien habla despectivamente de estas producciones. Este nuevo Thor es un payasete, sí, pero la diversión que envuelve la película oculta también pequeñas pildoritas de amargura, da para charlar un rato.
Thor: Love And Thunder
Director: Taika Waititi
País: EEUU (2022)