Tractores contra la ruina
Dicen los clásicos que no hay nada nuevo bajo el sol. La primera gran tractorada de la historia de España, durante 20 días tras el 18 de febrero de 1977, llegó a las puertas del Congreso de los Diputados, “en los estertores de la dictadura franquista”.
Dicen los clásicos que no hay nada nuevo bajo el sol. La primera gran tractorada de la historia de España, durante 20 días tras el 18 de febrero de 1977, llegó a las puertas del Congreso de los Diputados, “en los estertores de la dictadura franquista”.
Hubo cargas y detenciones de unas fuerzas del orden poco habituadas a protestas. A pesar de cierta mano izquierda del presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y del ministro del Ramo (como se decía) Martínez Genique. Unos “productores” abulenses soltaron y achucharon a un cochinillo, que se coló gruñendo por la escalinata del Ministerio de Agricultura haciendo las delicias de la reducida prensa de entonces.
Unos 108.550 tractores, según la COAG, se echaron a las carreteras para reivindicar “precios justos” como hacen 47 años después. Otras demandas eran una negociación conjunta de precios y, hoy superadas, seguridad social igualitaria y libertad sindical.
Organizadas por los sindicatos obreros agrícolas(SOAS) y las organizaciones profesionales agrarias(OPAS), reivindicaban su lucha ante la pérdida de rentabilidad que vivía el sector agrícola. En otras palabras, ante la ruina del campo.
Eran tiempos de desbandada de los más jóvenes de los pueblos, que escapaban de una realidad económica y unas costumbres muy distantes de las que se vivían en las ciudades.
En la Rioja el detonante fue el ruinoso cultivo de la patata temprana. En Asturias, Valle del Ebro y otras zonas, las llamadas “guerras” de la leche, pimiento, espárrago, maíz…
El avance fue poner en marcha un movimiento reivindicativo que ha ido dando tumbos. Al final llega el desgaste, Bruselas está a mitad de camino de la ciudad filandesa de Kaskala donde suelen mandar en Aragón, y el precio justo no pasó de programa televisivo.
Si al menos logran volver a ser pastores y agricultores, no gestores, reducir exigencias medioambientales y la competencia de países terceros…