Un agente municipal que fue muy querido en Guadalajara: Luis Auñón
El final de la carrera profesional de Luis Auñón fue en la puerta principal del ayuntamiento de Guadalajara, donde se ganó el cariño de los ciudadanos que acudían a realizar cuestiones burocráticas, así como de los miembros del gobierno municipal. Falleció el pasado 23 de agosto.
Dentro del organigrama del Ayuntamiento de Guadalajara existen brigadas y servicios que están a pie de calle para ayudar al ciudadano, siendo una de ellas la de la Policía Local. En el rincón de esta semana vamos a recordar a un agente municipal que fue muy querido en Guadalajara y que ha fallecido recientemente. El agente Luis Auñón ingresó en el Ayuntamiento en el año 1973 siendo alcalde Antonio Lozano Viñés. Desde su incorporación al cuerpo policial le fue asignado un puesto en la sección de regulación de la circulación.
Hay que recordar que en aquella época no existían semáforos como en la actualidad y los principales cruces con circulación de vehículos a motor eran regulados por agentes municipales en turnos de mañana y tarde. Sin lugar a dudas el cruce más conflictivo era el de la plaza de Santo Domingo en el que confluían vehículos procedentes de la calle de la Carrera, Virgen del Amparo y del bulevar del paseo de las Cruces en ambos sentidos, siendo permanente la presencia de un policía municipal ordenando el tráfico. Existían igualmente puestos fijos de regulación del tráfico rodado en la calle Topete, calle Mayor y en la calle Miguel Fluiters con la intención de que los vehículos no accedieran al sentido contrario de la calle Mayor que era de bajada.
Estos puestos de circulación servían también para informar a los viandantes de la situación de las calles de la ciudad e igualmente para recoger las sugerencias e informaciones de los desperfectos en la vía pública. Existe una curiosa anécdota de un visitante de Madrid que preguntó a Luis Auñón sobre la situación de la plaza Budierca. El agente, gran conocedor de las calles y de su procedencia etimológica, le explicó la situación de la plaza y la historia del barrio que en árabe significa humedad. Días después se recibió una carta en la alcaldía de este ciudadano madrileño dando las gracias por el trato que había recibido por parte del agente municipal.
Era curioso observar cómo en Navidad, en los alrededores de los puestos de circulación, los peatones de a pie y los conductores de vehículos depositaban botellas de licor y productos navideños en agradecimiento a su labor por los servicios prestados a lo largo del año.
El final de la carrera profesional de Luis Auñón fue en la puerta principal del ayuntamiento de Guadalajara, donde se ganó el cariño de los ciudadanos que acudían a realizar cuestiones burocráticas, así como de los miembros del gobierno municipal. Si algo destacaba de la labor de Luis Auñón era su cariño y protección hacia las personas con Síndrome de Down, siendo un ángel de la guarda para ellos. Cuando estaba de servicio de tarde siempre recibía la visita de Luis Sienes, el cual era muy conocido en Guadalajara y Sigüenza y allí le comentaba a su querido amigo su jornada diaria en el centro ocupacional de la Virgen de la Salud.
El miércoles 23 de agosto, Luis Auñón falleció a los 80 años de edad recibiendo sepultura en su localidad de El Casar y dejando una huella imborrable en Guadalajara.