Un bombero muy recordado en Guadalajara: Máximo Santamaría
Uno de los integrantes de la nueva plantilla municipal creada en 1973 fue Máximo Santamaría, cariñosamente conocido como 'Maxi'. Contamos su historia.
Por Eduardo Díaz
En 1881 el alcalde de Guadalajara, Gregorio García Martínez, del Partido Liberal, ordenó la redacción de un reglamento para la creación del servicio municipal de bomberos. Dicho reglamento se realizó con la intención de disminuir los numerosos incendios que se producían tanto en viviendas como en el interior de las cuevas, sobre todo en la época invernal.
De manera curiosa los nuevos bomberos de Guadalajara tenían que residir de manera obligatoria en la ciudad arriacense, teniendo que ser mayores de 17 años y no haber alcanzado las 40 primaveras. El reglamento recogía la figura de un director del Servicio de Bomberos cuya misión principal era la de mantener el orden y la disciplina de los componentes de la compañía, así como la de revisar una vez al mes el material del parque que se componía de dos bombas de agua, dos furgonetas, cuatro escaleras de gancho y los sacos de salvación.
La primera brigada del servicio de bomberos de Guadalajara estuvo compuesta por 30 bomberos que podían compatibilizar su oficio de prevención de incendios con otros trabajos de carácter privado. En caso de producirse un incendio en la ciudad, los bomberos eran avisados en sus domicilios por los serenos, si el incendio se producía de noche, y por los alguaciles si la incidencia era de día. Igualmente si el incendio era de envergadura se activaba la sirena desde la torre del reloj del Ayuntamiento.
Uno de los mayores incendios producidos en Guadalajara fue en la triste noche del 9 de febrero de 1924, cuando la Academia de Ingenieros fue pasto de las llamas. Pese a los esfuerzos de los bomberos de Guadalajara, que recibieron ayuda de sus compañeros de Madrid, la instalación militar quedó devastada por la fuerza de las llamas, lo cual obligó a su total derribo días después de la tragedia.
En el año 1973 el Ayuntamiento de Guadalajara actualizó el Servicio Municipal de Extinción de Incendios, creándose una nueva promoción de ingreso para nuevos bomberos. Uno de los integrantes de esa nueva plantilla municipal fue Máximo Santamaría, conocido cariñosamente por sus compañeros como “Maxi”. En la nueva restructuración del parque de Bomberos de Guadalajara, los vehículos y el material de utilización para los incendios quedó ubicado en las naves situadas bajo el Mercado de Abastos. Posteriormente y ante el aumento de vehículos, las instalaciones para la extinción de incendios se trasladaron al antiguo matadero municipal que actualmente es el museo Francisco Sobrino.
Aparte de los incendios que se producían en Guadalajara, los bomberos de la capital tenían que hacerse cargo de los fuegos y quemas que se producían en las ciudades y pueblos de la provincia de Guadalajara. Esta situación estuvo vigente hasta la aprobación del Consorcio de Bomberos de la Provincia de Guadalajara en el año 2000, que trajo consigo la creación de los parques de Bomberos de Azuqueca de Henares, Sigüenza y Molina de Aragón.
Uno de los momentos más dramáticos por los que pasó “Maxi” junto a sus compañeros, fue cuando un camión cargado de botes de sprays volcó en la curva de entrada a Guadalajara, llamada popularmente como la del Toro. Cuando los vehículos del servicio de extinción del fuego llegaron al lugar del incendio, los botes comenzaron a calentarse y salían disparados como proyectiles hacia todos los lados. La actuación heroica de los bomberos utilizando espumógenos evitaron lo que pudiera haberse convertido en una auténtica tragedia.
En el año 2007, Máximo Santamaría se jubilaba de manera forzosa al cumplir los 65 años de edad, recibiendo la medalla de plata de la ciudad de Guadalajara por sus treinta y cuatro años de servicio a la ciudadanía, por parte del alcalde de aquella época, Jesús Alique. El 5 de enero de 2018, Máximo fallecía en Guadalajara ante el dolor y sentimiento de los que habían sido durante muchos años sus compañeros del Servicio de Bomberos.