Un paso adelante: La reconstrucción desde el interior

23/03/2023 - 17:21 J. Pastrana

La historia no es nueva. Una bailarina de danza clásica se pega tremendo piñazo durante una actuación, además justo cuando su novio le acaba de decir que la deja por otra. La cosa pinta muy mal para nuestra joven heroína, pero aquí es donde cambia un poco la historia... o al menos la forma de contarla. 

La historia que nos ofrece Cedric Klapisch da la sensación de haber sufrido muchas... repensadas. La última, en el mismo proceso de montaje. Un paso adelante es una película que no tiene grandes sobresaltos, para nada un carrusel de emociones. Todo lo que ocurre es en realidad bastante plano, pero no por ello aburrido. La película se aferra al carisma, la ternura y el magnetismo de su protagonista, Marion Barbeau, que compone una protagonista delicada, pero en absoluto débil. 

La ruptura sentimental apenas tiene importancia en la historia y la lesión solo sirve para poner a Elise, el personaje protagonista, frente a un precipio que tampoco es demasiado alto. La joven tiene que afrontar la posibilidad de no poder hacer más aquello para lo que se ha estado preparando toda la vida, bailar, pero tampoco es que le asuste. Decidida, durante el metraje vemos como coge el toro por los cuernos sin necesidad de grandes revelaciones ni figuras externas que vengan a salvarla de nada. Ella misma será la responsable de optar por nuevos caminos. 

Un paso adelante tiene un montaje picado sin ser frenético, consciente de que los caminos por los que transita ya los hemos visitado antes y de que podemos rellenar los espacios vacíos. Quizás eso la hace algo frío e impide que pueda cristalizar de manera efectiva todo lo que propone, desde la reconstrucció de la fallida relación padre e hija, hasta el tránsito vital y artístitico de la danza clásica a la moderna y, claro está, la obligada trama romántica.   Es una película optimisma, imperfecta y amena de ver, de esas que dejan sonrisa y alegran una tarde cualquiera.