Un personaje de Guadalajara que fue convertido en Cabezudo: Gregoria Alguacil 'La Follolla'

12/12/2021 - 11:30 Eduardo Díaz

Gregoria nació en Guadalajara a finales del siglo XIX, en una de las cuevas del antiguo camino de Tórtola de Henares, muy cerca del barrio del Alamín. A muy corta edad quedó huérfana y al no ser recogida por ningún familiar comenzó a pedir donativos y limosnas para poder subsistir.

En la ciudad de Guadalajara siempre han existido personajes que por sus cualidades, características y sus maneras de actuar han dejado huella. En el rincón de esta semana vamos a recordar la figura de Gregoria Alguacil, que se convirtió en la primera mujer de la historia de Guadalajara que fue representada por un Cabezudo con el apodo de “La Follolla”.

Gregoria nació en Guadalajara a finales del siglo XIX, en una de las cuevas del antiguo camino de Tórtola de Henares, muy cerca del barrio del Alamín. A muy corta edad quedó huérfana y al no ser recogida por ningún familiar comenzó a pedir donativos y limosnas para poder subsistir.

Su vestimenta siempre era la misma, con un pañuelo en la cabeza tanto en verano como en invierno, con el propósito de taparse una enorme verruga que tenía en su cara; la falda de tela de percal era larga hasta los tobillos. Sobre sus manos portaba una cesta de mimbre en la cual depositaba los alimentos que la donaban como mendrugos de pan, frutas, pellejos de bacalao y verduras. Igualmente llevaba un saco de tela en el que guardaba los objetos que recibía para ser reparados por ella misma, como las típicas albarcas de la época y todo tipo de retales para realizar los vestidos que posteriormente vendía.  

Los sitios que más frecuentaba Gregoria Alguacil eran el parque de la Concordia y la plaza Mayor en donde frecuentemente recibía donativos de la Corporación Municipal. Tal fue la fama que consiguió “ La Follolla”, que el prestigioso fotógrafo local, Antonio Lalueta Núñez, la fotografió para la posteridad en el año 1912 en su estudio de la calle Mayor a cambio de una suculenta aportación económica. Esta popularidad no pasó desapercibida para el alcalde de la ciudad don Miguel Fluiters Contreras, el cual la ofreció una cantidad de dinero a cambio de realizar un Cabezudo en su honor con su personaje con el nombre de “La Follolla”, que era el apodo por el que la conocía la ciudadanía. Aunque al principio esta idea la enfureció, posteriormente cambió accedió de manera amistosa. Su estreno fue en las Ferias y Fiestas de otoño del año 1919 ante el jolgorio y la alegría de los niños, que pronto hicieron popular el grito de: “La Follolla que come pan y cebolla”.  Ante el agravamiento de salud de Gregoria Alguacil, el ayuntamiento de Guadalajara la recogió en el Asilo de las Hermanitas de la Caridad y allí falleció en el año 1929  a los 55 años de edad.

Con el paso de los años, la Comparsa de Cabezudos de Guadalajara se vio ampliada con otros personajes locales como: “ El Mangurrino”, don Agapito y recientemente el inolvidable José Montes “ Pepito”.