Un personaje muy recordado en Guadalajara: Ángel de Mingo 'el Huevo'

09/02/2025 - 12:56 Eduardo Díaz

En las ciudades existen personas que por sus características peculiares dejan una huella imborrable cuando fallecen. Sin lugar a dudas, Ángel de Mingo, apodado cariñosamente como el Huevo, fue una de ellas.

En las ciudades existen personas que por sus características peculiares dejan una huella imborrable cuando fallecen. Sin lugar a dudas, Ángel de Mingo, apodado cariñosamente como el Huevo, fue una de ellas.

    Ángel de Mingo nació en la populosa barriada de la estación, realizando sus estudios primarios en el colegio del barrio, el Isidro Almazán. Cuando abandonó el colegio se dedicó a vender golosinas y los famosos bizcochos borrachos a las personas que llegaban a Guadalajara en tren.

 Su peculiar forma de vender sus productos y vestimenta con un guardapolvos de color blanco y una amplia bandeja de madera atada al cuello, en donde exhibía su amplia mercancía de venta al público, llamó la atención del director cinematográfico, José María Forqué y lo contrató como extra en su película Accidente 703,  en la escena desarrollada en la estación de ferrocarril de Guadalajara durante la llegada de un tren procedente de Madrid que para en nuestra ciudad y posteriormente se dirige a Zaragoza. Durante el rodaje en la estación de Guadalajara, el actor Manolo Gómez Bur, en el papel de Rogelio, debe coger un tren para transportar en una cartera una importante suma de dinero para el pago de las nóminas de los trabajadores de una empresa de la localidad de Calatayud. En todo momento, y antes de tomar el tren, Rogelio es acompañado por su prometida Teresa, representada por la actriz Nuria Torray.

   Cuando el Convoy llega a la estación de Guadalajara procedente de Madrid, Ángel de Mingo comienza a recorrer con velocidad de liebre todos los vagones al grito de: “bizcochos borrachos, acompañen su viaje con los  bizcochos borrachitos de Guadalajara”.  Con el dinero obtenido en la actuación del rodaje de la película y con la ayuda familiar, Ángel de Mingo emprendió su vida laboral con un kiosco de chucherías en el barrio de la Era del Canario. Igualmente los domingos que había partidos de fútbol en el campo de fútbol Pedro Escartín, Ángel portaba un enorme bolsón sobre su cuello cargado de paquetes de pipas y las vendía al grito de: “Hay Pipas de Mazuecos, las mejores del mundo con diferencia”.

  Su apodo de “Huevo” como todo el mundo le conocía, le provino debido a la forma de ovoide que tenía su cabeza e igualmente por su costumbre de rascarse la cabeza muy frecuentemente cuando las cosas no le salían como él quería. Los momentos más felices de Ángel eran cuando se celebraba la verbena de vísperas de la Virgen de la Antigua y las tradicionales fiestas de Guadalajara. Durante la semana festiva arriacense, Ángel obtenía un permiso benéfico temporal por parte del consistorio municipal para montar un puesto ambulante de venta de golosinas en la plaza de Santo Domingo. En ese mismo puesto, Ángel realizaba un curioso juego de apuesta que consistía en lanzar una pelota de trapo contra tres cajetillas de tabaco separadas a una distancia muy corta; la apuesta era de cinco pesetas y si el jugador derribaba las tres cajetillas recibía como recompensa un paquete de tabaco de la marca Ducados. 

    El 19 de septiembre de 1993, Ángel de Mingo fallecía en el domicilio de su hermana en la barriada del Alamín. Su último deseo antes fue el de acercarse al puesto de José Montes “ Pepito”, en la plaza de Santo Domingo, para darle un abrazo de despedida.