Un vagabundo que dejó huella en Guadalajara: El 'doctor Machado'
En plenas fiestas de Guadalajara de 1984, Ángel Machado apareció por la ciudad y fue uno de los protagonistas.
Hay historias a lo largo de la vida de personas que han pasado por Guadalajara que bien pudieran llevarse a las pantallas de los cines por sus aventuras en la vida real. La aventura de Ángel Machado comienza en su ciudad natal de Zamora. Era hijo del prestigioso notario de la localidad castellana de Zamora, José Machado Carpenter. Su hijo Ángel Machado cursó sus estudios universitarios de Medicina en la universidad de Valladolid; una vez doctorado Ángel volvió a Zamora.
Las malas compañías, que a Ángel le denominaban como “ el Cordobés” por su larga melena rubia, le hicieron refugiarse en el mundo del alcohol. Su familia le indicó que para regresar a su domicilio familiar tendría que abandonar a sus supuestos amigos, que se aprovechaban de su buena situación económica e igualmente desengancharse de sus adicciones al alcohol y las drogas.
Aprovechando las fiestas de San Fermín en el año 1976, Ángel se trasladó a Pamplona y allí permaneció durante varios años. Cuando Ángel se encontraba tirado en el parque de la Taconera en esas fiestas del 1976, el director de Cine Jorge Grau, que se encontraba en Pamplona rodando la película La Trastienda, se apenó de su persona y le ofreció intervenir en el film durante el festival de vaquillas posterior al encierro y que se dejase coger por una res a cambio de una suculenta cantidad de dinero, en concreto 25.000 pesetas. Machado cumplió con su promesa y se arrodilló delante de la vaca, aunque esta salió despavorida hacia otro lado. El director de cine cumplió con lo pactado y le entregó el dinero prometido.
En plenas fiestas de Guadalajara de 1984, Ángel Machado apareció por la ciudad y fue uno de los protagonistas al integrarse en las charangas de las peñas de Guadalajara y por realizar números de fakirismo en las plazas céntricas de Guadalajara, con números de fuego por la boca y rotura de botellas de cristal en la cabeza.
Finalizadas las fiestas, Machado se instaló en el recinto ferial del complejo Adoratrices, construyéndose una pequeña chabola con maderas, cartones, un tejado de Uralita y todo ello aderezado con colchones y mantas. Eligió la parroquia de San Nicolás, en la plaza del Jardinillo, para ejercer la mendicidad de una manera muy particular. En la misma entrada de la iglesia montaba un auténtico altar con numerosas imágenes religiosas, presidido por un niño Jesús. Su posición era unas veces sentado sobre una caja de fruta tapada con una sabana y otras se ponía de rodillas, solicitando una ayuda para subsistir. Sentía Ángel Machado mucho cariño hacia los más pequeños, a los cuales les decía cuando pedía limosna: “Hola Niños, sed felices, rezad mucho y nunca desobedezcáis a vuestros papás”.
Tal fue la popularidad que alcanzó Machado en Guadalajara que fue entrevistado en directo a través de las ondas locales de “Radio Rato”. Durante la entrevista manifestaba que Guadalajara era su casa, que era doctorado en Medicina, pero que las malas compañías que había tenido en su pasado le habían retirado de la profesión.
En una fría mañana de 1990, Machado recibía a través de la policía municipal de Guadalajara una citación urgente en un juzgado de Zaragoza. Su viaje en tren a la capital aragonesa fue costeado por los servicios sociales del Ayuntamiento de Guadalajara. A partir de ese día Machado ya no regresó a Guadalajara. Con el paso del tiempo se supo que Ángel Machado falleció en un descampado de Zaragoza en el año 1999, como consecuencia de un infarto de miocardio.