Una lacra que no cesa

29/11/2025 - 11:58 Pedro Villaverde Embid

 Lo peor es que el luctuoso final solo es la punta del iceberg de la realidad porque son muchos los casos que quedan en lesiones más leves o heridas en el alma, y bastantes los que nunca llegamos a conocer porque no se denuncian por muy variadas circunstancias.

La fecha del 25N sirve para recordar una de las peores lacras que sigue padeciendo la humanidad, más en los países menos civilizados, pero extendida por todo el planeta, sin distinciones de raza, edad o poder adquisitivo, la violencia de género, difícil de erradicar, aunque se combata cada vez con mayor respaldo social y recursos públicos.

  Es cierto que en un tiempo no tan lejano se consideraba un problema de ámbito familiar en el que no había que entrometerse siendo hoy, porque lo es, cuestión de todos, pero también es alarmante que las nuevas tecnologías hayan abierto otras formas de ejercer esta violencia hacia las mujeres, que  se ejerza  una variante delirante, la violencia vicaria, en la que el ataque se dirige a los hijos como medio de hacer daño a la madre o que existan muchos ‘ticks’ machistas entre los más jóvenes.

  El sistema Viogen, los centros de atención a víctimas, las unidades especializadas dentro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los juzgados específicos, diferentes leyes, ayudas económicas… son respuestas desde las administraciones que atienden a las víctimas y  luchan contra el persistente mal. Cada vez que hay una muerte por violencia machista se visibiliza con una concentración de repulsa e información en los medios y se añade a la estadística, pero, por desgracia, suma y sigue.

  Lo peor es que el luctuoso final solo es la punta del iceberg de la realidad porque son muchos los casos que quedan en lesiones más leves o heridas en el alma, y bastantes los que nunca llegamos a conocer porque no se denuncian por muy variadas circunstancias como el entorno familiar o social de la víctima, el miedo a la represalía por sistemas de protección que existan... 

  El 25-N  cabe felicitarse por los avances logrados,  fruto del trabajo de muchas organizaciones y personas e insistir en que no hay que desfallecer en esta guerra contra muchos, pero, recordemos, minoría.