Una película que se rodó íntegramente en Guadalajara: 'Hay que deshacerse de la casa'
El argumento se basa en el regreso a Guadalajara de Ana, personaje interpretado por Amparo Soler Leal para reencontrarse con su hermana Laura protagonizado por Amparo Rivelles, con el objeto de vender y repartir la herencia de su padre.
Por Eduardo Díaz
La ciudad de Guadalajara ha sido elegida numerosas veces por varios directores cinematográficos para rodar sus películas. En el libro editado recientemente por el historiador local Javier Solano y titulado “Rodando en Guadalajara”, se pueden observar y leer las numerosas películas que se han escenificado tanto en Guadalajara como en su provincia.
En el rincón de esta semana vamos a recordar la película “ Hay que deshacer la casa” la cual se rodó íntegramente en Guadalajara en el año 1986, bajo la dirección de José Luis García Sánchez con guión de Rafael Azcona.
El film fue una adaptación de la obra teatral del dramaturgo Sebastián Junyet que obtuvo el premio Lope de Vega en el año 1983. El argumento se basa en el regreso a Guadalajara de Ana, personaje interpretado por Amparo Soler Leal para reencontrarse con su hermana Laura protagonizado por Amparo Rivelles, con el objeto de vender y repartir la herencia de su padre, el cual era un conocido notario de la ciudad arriacense.
Las primeras escenas se desarrollan en la antigua Casona de la conocida familia de los Palomares en la antigua plaza de los Caídos en la Guerra Civil Española y para la ocasión se instaló una provisional cabina telefónica, para que una de sus protagonistas pudiera llamar a sus familiares instalados en Francia. La vivienda era custodiada por un conserje, interpretado su papel por el actor José María Pau, el cual ayuda a las hermanas a vender tanto la vivienda como los valiosos objetos del interior de la casa.
Durante la estancia de las dos hermanas en Guadalajara, la ciudad se encuentra en plena Semana Santa y con los preparativos de la procesión del Viernes Santo, todo ello promovido por la Concejalía de Promoción Turística con el objetivo de atraer turistas a la ciudad. Una de las escenas más emotivas se produce en plena Calle Mayor cuando la inolvidable vendedora del cupón de la Once, Carmen Barriopedro vende varios cupones a las hermanas protagonistas del film, frente a la ya desaparecida Mercería de Aguilar.
Durante los ensayos de la procesión en la plaza del Jardinillo, las escenas interiores se trasladan al interior del antiguo Palacio de los Condes de Coruña para poder observar desde sus balcones la solemne procesión del Silencio. Muy curiosa también es la escena en el comedor del restaurante del Ventorrero en donde las hermanas disfrutan de una suculenta fabada para recordar sus momentos de juventud en Guadalajara y saludar a su propietario, el cual era amigo íntimo de sus padres.
Pero sin lugar a dudas, la escena más entrañable de la película se produce en el interior de la ya desaparecida cacharrería de Nemesio Vicente; el actor Luis Cigen junto al inolvidable Rafael Moreno, que desempeñó su vida laboral como aparcacoches en la plaza de Dávalos, venden a Amparo Rivelles y Amparo Soler un huevo para zurcir medias y calcetines e igualmente un botijo típico de la casa.
En la película interviene la Banda Provincial de Guadalajara que ameniza musicalmente la procesión del silencio, así como numerosos extras de la ciudad que guardan cola para adquirir sus viajes vacacionales de Semana Santa en la agencia de viajes “Antra” en la conocida como Cuesta del Reloj.
La película fue estrenada en el otoño del año 1986 en la desaparecida sala cinematográfica del Coliseo Luengo, la actriz Amparo Rivelles obtuvo la estatuilla del Goya del año 1987 a la mejor interpretación.