Una persona muy recordada: Andrés Tablero Arcediano 'El Ministro'

07/02/2021 - 13:19 Eduardo Díaz

La mayor parte del día la pasaba en la calle, en la que se trataba de ganar el cariño de la gente, aunque a veces se enfadaba muchísimo.

 A lo largo de la historia de Guadalajara han existido diversas personas que por sus cualidades y particularidades han dejado huella y un recuerdo permanente en nuestra ciudad. Nos viene así a la memoria recuerdos de “ El Guarrete de la Concordia”,  el cual se pasaba la mayor parte del día tocando un Saxofón y acompañado siempre de una botella de licor. En el mismo lugar era muy querido “Cesáreo el Barquillero” que facilitaba sus barquillos a los niños que frecuentaban el céntrico parque. Para recuerdo han quedado Gregoria Alguacil “ La Follolla”, Antonio Moreno “El Mangurrino” y José Montes “Pepito”, que tienen Cabezudo en la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Guadalajara.

En el rincón de esta semana vamos a recordar a Andrés Tablero Arcediano, conocido en la ciudad con el apodo de “El Ministro’’. Andrés nació en la localidad de Arbeteta el 30 de noviembre de 1917 y ante el fallecimiento prematuro de sus padres se trasladó en compañía de su hermano a la vivienda de un familiar en Guadalajara. No tardaron en surgir problemas con su hermano Olegario, el cual tenía un carácter muy arisco y pronto en la ciudad cogió muy mala fama por apedrear por las noches a las parejas de novios que frecuentaban el final del Paseo de San Roque. Por esa causa era muy frecuente verle con numerosas heridas en su rostro.

Por todo ello Andrés fue acogido por las Hermanitas de la Caridad del Asilo de Santa Teresa de Jornet. La mayor parte del día lo pasaba en la calle, en la que trataba de ganarse el cariño de la gente, pero debido a su carácter variable, aunque la mayoría de las veces era muy entrañable, al mismo tiempo se enfadaba muchísimo si le negaban unas pesetillas para adquirir cigarros sueltos en el quiosco de “ Pepito”. Como él muy bien decía no podía estar más de una hora sin fumarse un pitillo, ya que le relajaba. Con el paso del tiempo logró convencer a las monjas del Asilo para que instalaran unos artilugios de madera en diversos establecimientos para que los clientes donaran cigarrillos para los residentes del Asilo. Estas cajas de madera permanecieron mucho tiempo sobre todo en bares y pastelerías de nuestra capital. De la recogida de los cigarrillos se encargaba Sor María Lovelle, aunque Andrés siempre le insistía en que a él no le importaba realizar esta función de recogida de pitillos.

El seudónimo de “ Ministro” le procedía a que siempre vestía con una chaqueta, aunque eso sí, siempre la llevaba completamente llena de manchas ante la desesperación de sus cuidadoras. Los peores momentos por los que pasaba Andrés era cuando el médico del Asilo le prohibía fumar debido a sus problemas pulmonares. Él hacía caso omiso a esta recomendación e incluso a veces  abandonaba el  Asilo durante unos días, aunque siempre regresaba pidiendo perdón a sus queridas Hermanitas.

  Su mayor alegría fue cuando un conocido comerciante de Guadalajara le obsequió con mil pesetas con la condición de que no las gastase en un solo día en tabaco. Él prometió que el dinero se lo entregaría a Sor María para que ella se lo administrara  de manera adecuada.

Poco a poco Andrés, debido a su agotamiento respiratorio, fue dejando de salir a la calle y eran muchos los ciudadanos que se acercaban a la Residencia del Parque de la Concordia para preguntar por el entrañable “ Ministro”. El 18 de agosto de 2011, Andrés Tablero falleció en la Residencia de Santa Teresa de Jornet a los 94 años de edad y ante la tristeza de las Hermanas del Asilo que con tanto cariño le habían acogido en su casa.