Una taberna muy recordada en Guadalajara: La Palma
En el rincón de esta semana vamos a recordar la antigua taberna denominada “La Palma”, la cual estuvo abierta durante muchos años en la calle de Santiago Ramón y Cajal, junto a la Concatedral de Santa María de la Fuente.
En la Guadalajara de antaño existían numerosas tascas que daban un sabor especial a los barrios de la ciudad. Entre ellas podríamos nombrar a “la Palentina”, “Casa Matías”, “el Casinillo”, “la Escalerilla” e incluso en la actualidad sigue abierta al público “Casa Claudio”.
En el rincón de esta semana vamos a recordar la antigua taberna denominada “La Palma”, la cual estuvo abierta durante muchos años en la calle de Santiago Ramón y Cajal, junto a la Concatedral de Santa María de la Fuente. La tasca de La Palma fue fundada en el año 1928 por la emprendedora local, Paulina Irueste, en la planta baja de la vivienda número siete de la calle Barrionuevo Alto, que posteriormente pasó a denominarse Santiago Ramón y Cajal.
La principal característica del local de hostelería era su mostrador de estaño con una grifería barroca por el cual se servía el típico vino de la casa. En sus paredes se colgaban los carteles de las principales corridas de toros que se habían celebrado en el coso taurino de las Cruces, ya que uno de los principales temas de conversación en las tradicionales tertulias eran las taurinas. Muchos de los clientes del local conocían al lugar como: “Casa Paulina” debido a su trato amable y simpatía con los que acudían al lugar.
Cuando comenzó la Guerra Civil Española el establecimiento cerró sus puertas, volviéndose a abrir en noviembre del año 1940 cuando Paulina Irueste consiguió el certificado de apertura del local por parte del Ministerio de Comercio e Industria. Una vez jubilada Paulina, su testigo lo tomó su hijo Luis Hita, muy conocido en la ciudad por su amabilidad y simpatía. Una de sus primeras decisiones fue el sustituir el antiguo mostrador por uno más moderno de mármol y sujetado por una pared, revestido de tiselas de varios colores que daban un sabor único al establecimiento.
En las cuatro mesas con sillas que había en el local, las tertulias taurinas fueron sustituidas por las futbolísticas e incluso algunos estudiantes repasaban sus estudios al calor de la chimenea y acompañados por el típico moscatel de la casa. Este moscatel era comprado por el propietario en la localidad madrileña de Colmenar de la Oreja, desplazándose con su vehículo a la bodega y trasladándolo a su establecimiento en los típicos pellejos de vino. Debido a la fuerte demanda de este preciado líquido, con el paso del tiempo era un camión de la bodega madrileña el que se desplazaba a la Tasca de Luis Hita para depositar el moscatel a través de las típicas barricas.
Otra de las especialidades de la casa era sin lugar a dudas la tortilla de patata y las exquisitas croquetas que eran elaboradas en la cocina por Carmen, que era la esposa del propietario y era una gran guisandera.
Existía la curiosa anécdota de que muchos de los que acudían a la peluquería y barbería de Mariano, la cual se encontraba junto a La Palma, realizaban la espera en la barra del bar y eran avisados por el peluquero cuando les tocaba su turno. La taberna de “La Palma” cerró sus puertas de manera definitiva en el año 2011 con motivo de la jubilación de Luis Hita, dejando un recuerdo imborrable en la sociedad arriacense.