Una tienda muy recordada en Guadalajara: Curtidos de Vicente Marqueta

17/03/2024 - 11:52 Eduardo Díaz

 El comercio de Marqueta se encontraba en la calle del doctor Miguel Mayoral Medina, conocida como la Cuesta del Reloj. La tienda de Vicente Marqueta fue abierta al público en el año 1900.

El 8 de marzo, del presente año, Nueva Alcarria, en su edición digital, informaba de la noticia del fallecimiento del empresario local, Antonio Marqueta Tous, a los 62 años de edad. Antonio fue el último eslabón familiar que regentó el comercio de Curtidos de la familia Vicente Marqueta. El comercio de Marqueta se encontraba en la calle del doctor Miguel Mayoral Medina, conocida como la Cuesta del Reloj. La tienda de Vicente Marqueta fue abierta al público en el año 1900,  figurando el nombre de su fundador en la fachada principal del establecimiento hasta su cierre definitivo. Antes de entrar, en la fachada figuraba una pequeña estantería en donde se exhibían los productos que se podían adquirir en su interior e igualmente un ventanal a través del cual se mostraban los balones, maletas y otros objetos voluminosos.

Los principios del establecimiento fueron como almacén de pieles curtidas y cortes para el calzado, sobre todo de las populares albarcas que eran utilizadas en labores agrícolas y ganaderas.  A la muerte del fundador del negocio, en el año 1964, fueron sus hijos Antonio, Vicente y Pedro los que tomaron las riendas de la empresa. Ante la gran demanda de todo tipo de artículos de cuero y de menaje por parte de la ciudadanía, los dueños del local alquilaron un amplio almacén junto al edificio de Telefónica, para guardar bajo una lona los productos que no cabían en la tienda. Con el paso del tiempo, la familia Marqueta alquiló un local en los bajos del Casino Principal en la calle Mayor y puso una tienda dedicada exclusivamente a complementos para la práctica del deporte con el nombre de “Vimar”. 

 

El interior del establecimiento de Curtidos Marqueta presentaba un amplio mostrador de madera y desde el techo colgaban numerosas redes con todo tipo de balones en su interior, así como bolsas de deportes y pequeñas maletas para viajes. En cuanto se accedía al interior del local había un fuerte olor a cuero y materiales de pieles. La especialidad de la casa era el trato familiar con la numerosa clientela e incluso desde la dirección de la empresa se advertía a sus empleados para que en caso de que no dispusiesen de dinero en ese momento para comprar cualquier producto, se les facilitase con la garantía de que volverían para abonar sus deudas.

Los propietarios del negocio de la tienda de Curtidos y de todo tipo de productos, tenían contiguo al mostrador un despacho, presidido por la fotografía del fundador del negocio y que continuamente abandonaban para saludar de manera personal a la clientela. Igualmente, en uno de los laterales del establecimiento figuraba un curioso cartel que rezaba de la siguiente manera: “Lo que no encuentres en la tienda de Marqueta, no pierdas el tiempo, ya que no lo encontrarás en ningún lugar”. 

El día de mayor ajetreo en la tienda de Marqueta era los martes del tradicional Mercado. Ese día eran numerosas las personas que se trasladaban a Guadalajara desde diversos pueblos de la provincia de Guadalajara y una de sus visitas obligadas era la tienda de Marqueta para adquirir artículos de menaje, pegamentos, boinas y la especialidad de la casa, que eran los manteles protegidos por hules. 

Un momento muy especial para la tienda de Marqueta era la llegada de la Navidad. Sus escaparates exteriores se llenaban de figuras del Belén de todo tipo de tamaños, así como complementos para la decoración navideña. En el año 2006 la tienda de Curtidos Marqueta echaba el cierre de manera definitiva, dejando una huella imborrable en la ciudad de Guadalajara. En la actualidad, su lugar es ocupado por un esqueleto de vivienda paralizada y puesta a la venta.