Vergüenzas amargas

12/10/2019 - 18:45 Antonio Yagüe

No hace falta salir de la provincia para sonrojarse ante proyectos como el reciente de Campisábalos.

Cuentan los historiadores que los persas, padres de la aritmética, la astronomía y tantos saberes que hoy creemos modernos, cuando tenían que tomar una decisión política importante la discutían dos veces: una borrachos y otra sobrios. Luego, tiraban por el camino del medio, como dicen en mi pueblo y en toda España, incluida la ínfima que quiere un territorio independiente no se sabe bien de qué.

  Desconocemos si nuestros gobernantes, guiados por extraños gurús y un rebaño de asesores bien pastados, toman esperpénticas iniciativas y largan sandeces, con bebida o sin ella. Algunas parecen de otro mundo y nos avergüenzan. Lo mismo meten la pata confundiendo el jamón serrano con el ibérico que nos devuelven al guerracivilismo, llenan de estupideces la campaña electoral permanente y, para no aburrirse, resucitan el eslogan de Fraga “España es diferente”.

  No hace falta salir de la provincia para sonrojarse ante proyectos como el reciente de Campisábalos. Un emprendedor albaceteño y su regidor pepero quieren poner a la venta en el  mercado asiático y mundial no humo, sino el tercer aire más puro del planeta, según la OMS, tras los de Muonio (Filandia) y Norman Wells (Canadá).Se embotellaría, dicen, con destino a embarazadas, yoguis y deportistas, en “una especie de botes que podrían costar entre 10 y 20 euros” y luego cada consumidor “podría degustarlo inhalándolo a través de una mascarilla” como un aerosol. Ni Don Quijote.

Otros planean “sembrar” miles de hectáreas de parques solares, quizá para llenar de algo esta parte de la España vaciada y alumbrar la despoblación. Grotesca ha sido la berrea humana sin hembras, paralela a la de ciervos, celebrada para machos en el Alto Tajo. También canta el timo del festival Bruce Springsteen, sin el famoso cantante, que se celebra desde 2004 en el afamado pueblo truchero. Y nos ridiculiza, como insignes modorros, el parador menguante en construcción desde 2010 en Molina de Aragón mientras el Ejecutivo apadrina otro en Casa da Ínsua (Portugal).

  Guadalajara tiene muchas cosas deliciosas y excelentes, pero hay emprendimientos y actuaciones de calado amargo que provocan la mofa de los forasteros. Pueden servirnos de excusa las estadísticas recientes del INE que certifican que ya la mitad de los habitantes no han nacido en la provincia. O decir simplemente que andamos de paso por ella.