Vértigo

16/06/2018 - 13:54 Marta Velasco

La política es algo muy serio, trata de nuestro futuro.

Como no podía ser de otra manera estando en el centro de este huracán político, he acabado contagiada por la enfermedad nacional y ahora sufro un vértigo posicional paroxístico benigno. Es un padecimiento molesto, pero en cierto modo poético, porque me siento como si estuviera metida en el alma de un caleidoscopio y diera vueltas cayendo tras el Conejo Blanco hacia el País de las Maravillas. Ahí justamente coincidí el día de la moción de censura con Alicia, el Sombrerero, la Reina de Corazones, Sánchez y Rajoy. Dimos vueltas y el Congreso de los Diputados giraba alrededor haciendo prismas superpuestos, como de cristal. Hermoso, pero muy confuso y agotador.
    Para entonces la Reina de Corazones había desaparecido después de gritar ¡que le corten la cabeza!   y Rajoy, muy enfadado, hizo mutis por el foro y se fue a comer a un restaurante de su predilección. Creí que en un rato volvería a los cálidos aplausos de su partido, pero   el vértigo y Telecinco siempre producen quimeras y, mientras yo navegaba sin rumbo y Rajoy se atrincheraba en el restaurante, Sánchez cayó, de golpe y porrazo, en el País de las Maravillas, convertido en Presidente del Gobierno, ante la expectación de la Liebre de Marzo, Sr. Iglesias, y la sonrisa bobalicona del Gato de Cheshire, Quim Torra, que había apoyado la moción con viles propósitos.
    Han pasado los días, Sánchez se muda al Palacio de la Moncloa con su personal de confianza y ha nombrado a muchísimos/as ministros/as.  El criterio reinante es que ha elegido bien, personas preparadas, algunas celebridades, como el astronauta Pedro Duque y personas sorpresa, como el televisivo Máxim Huerta, recientemente dimitido. He echado de menos a Jorge Javier, pues daría un punto de gracia a los Consejos, tan tediosos, con tantos decretos que redactar y discutir y muchas paráfrasis, disquisiciones, fárragos y quintaesencias.  Pero, hay que decirlo muy alto: En Europa van a flipar mazo con este gobierno.
    Con el primer Consejo de ministros he tenido mi primera desilusión:  Sánchez, en el papel de Reina de Corazones, en vez de gritar “que le corten la cabeza”, paga peaje al Gato de Cheshire, levantando el control previo de gasto a los independentistas y haciendo otros guiños escamantes.
    La política es algo muy serio, trata de nuestro futuro como nación, de nuestro trabajo, de nuestros derechos como ciudadanos, pero con tantas prisas y tanto vértigo esta situación que acabamos de atravesar me recuerda mucho al universo onírico de Alicia Liddell. Un mundo lleno de paradojas, de caricaturas, palabras con doble sentido, referéndum para cada capricho y personajes mojados por el chaparrón de nombramientos sin haber logrado nominación. Aunque, háganme caso: Empoderamiento, decisión asamblearia, comité, escrache… son términos que tendremos que utilizar para la temporada primavera-verano. Color: el amarillo. Astroconsejo: ojo con los viernes.
    Mientras el alma se serena, se cura el vértigo nacional y encajamos las novedades, la Tortuga Artificial podría cantar su tema favorito:
¡    Sooo-ooo-pa de la nooo-oo-che! ¡Bella! ¡Hermoo-OOOSA SOPAAAA!
    Al menos una sopa nos entonaría el cuerpo en este junio tan frío.