Villel medieval
Los 318 seguidores de la Asociación de Amigos del Castillo de Villel, que preside, Miguel Zamora, quieren continuar el sueño de recuperar, con empedrados y otras obras y amores, el pasado histórico de la villa.
Ha costado más de medio millón de euros en ayudas oficiales y centenares de peticiones, trámites y gestiones, pero Villel de Mesa ya tiene su castillo roquero del siglo XII en perfecto estado de vista y revista. Tanto es así que el próximo día 25, tras un fiestón al estilo medieval en el Valle del Mesa sin precedentes, Hispania Nostra izará la bandera verde, lo que significa que la vieja fortaleza ha abandonado la lista roja del patrimonio natural y cultural español en peligro de desaparición.
Gracias al castillo medieval, el Palacio de los Marqueses de Villel, la Iglesia y el pórtico (portazgo) de la plaza, el pueblo guarda cierto porte señorial. Sin necesidad de recurrir a otras huellas en la historia, en territorio fronterizo, castellano y aragonés, en la que el castillo era imprescindible para controlar el paso junto al río Mesa. Ni a la Guerra de los Pedros en la que fue conquistado por IV de Aragón.
Los 318 seguidores de la Asociación de Amigos del Castillo de Villel, que preside, Miguel Zamora, quieren continuar el sueño de recuperar, con empedrados y otras obras y amores, el pasado histórico de la villa y convertir la fortaleza en centro de interpretación del patrimonio.
“Acabados los desprendimientos, queremos consolidar la restauración. Nos hace falta ayuda para hacerlo visitable, acondicionar los accesos…”, asegura Zamora.
Los villeleros se han volcado en una fiesta que reunirá a una docena de altos cargos provinciales, autonómicos y nacionales, en una representación teatral de la devolución del castillo por parte del rey aragonés a Castilla en 1361, aprobado en virtud de los acuerdos de paz en Terrer (Zaragoza) y Deza (Soria). Se acompañará de una exposición del Geoparque, talleres para niños de tipo artesanal (repujado del cuero, madera, etc.) y un mercadillo.
Como colofón, una opípara cena, fuegos artificiales y un baile con ritmos medievales y más modernos ¡Chapó!