Y un jamón

30/11/2019 - 18:26 Antonio Yagüe

De momento, el movimiento-partido de Teruel ha ganado fama.

Los vecinos turolenses les han funcionado las urnas. Amagaron 12.000 papeletas a los naranjas y 7.000 a los socialistas y ahí están con un diputado “defendiendo lo nuestro” según sus votantes. Pueden lograr en un año lo que PP-PSOE no les han dado en siglos. De paso, Teruel Existe puede servir de voz de la España despoblada o vaciada y despabilar a provincias como Guadalajara que desparraman votos y los otorgan a diputados cuneros o paracaidistas que aterrizan de otras latitudes.

De momento, el movimiento-partido de Teruel ha ganado fama. Ahora, siguiendo la estela de vascos y catalanes, a reivindicar autovías para su propia ‘Y’ a la vasca, el corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo, exenciones fiscales como el Concierto Económico con su Cupo, la llegada de la banda ancha a pueblos con diez vecinos, y más escuelas y ambulatorios salteados para acercar médicos y maestros al mundo rural.

Con la fragmentación partidista del Congreso de los Diputados y la urgencia de coaliciones para ir tirando, apretar el botón de algunos escaños vale ahora su peso en oro. El valenciano González Lizondo marcó el camino colocando una oronda naranja sobre la tribuna de oradores para reclamar a Felipe González más atención y ayuda a sus agricultores. Cierto que su grupo acabó en traca, como el rosario de la aurora. Le siguió el cántabro Revilla. Ha promocionado la anchoa de Santoña y se ha convertido en tertuliano competidor de Belén Esteban. La matraca de la conexión rápida con Bilbao y Madrid parece que pasará antes por el jardín de Iglesias.

Tomás Guitarte podría aprovechar la sesión de investidura dejando un descomunal jamón de cerda de Calamocha en el escaño de Sánchez para reivindicar la autovía Monreal del Campo-Molina de Aragón, prometida por Barreda en 2005. En las democracias con mucho botón como la española hay que llamar la atención. También debe buscarse dos afamados historiadores/as al catalán modo para atestiguar discriminaciones históricas, un gurú y equipo de propaganda bien pagados, y cortar carreteras abarrotadas de turistas o viajeros hacia playas levantinas o Albarracín, el pueblo español más bello según las antologías.

¡Suerte Tomás y al toro, tótem o símbolo provincial, antes de que lleguen las inexorables guerrillas internas! O tanto escaño con el “qué hay de lo mío” ya no sume nada.