
El Casar, historia, patrimonio y naturaleza
En la comarca de la Campiña, a medio camino entre Madrid y Guadalajara capital, se situa El Casar.
En la comarca de la Campiña, a medio camino entre Madrid y Guadalajara capital se sitúa El Casar, una villa con una extensa historia y sobre todo con un gran presente y un ambicioso futuro. Su andadura histórica comienza en 1085 tras la conquista de la vertiente del río Tajo por parte de Alfonso VI, vinculado al territorio del Común de Talamanca. En 1188 el rey de Castilla Alfonso VII dona al arzobispo de Toledo el señorío y posesión del Común de Talamanca, y a partir de 1223 por concesión de don Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo toledano, tuvo Fuero propio, el “Fuero de Talamanca”, del que recientemente se han celebrado 800 años. La obtención del privilegio de Villa o Concejo libre fue dada por Felipe II en 1592. Esa dilatada historia ha permitido a la villa contar con un extenso patrimonio. Destaca la Plaza Mayor, la Iglesia de la Asunción de la Virgen María (siglo XVI), el edificio del Ayuntamiento, el Calvario (siglo XVII), la Ermita de la Soledad y las Casonas de la Calle Mayor del siglo XVIII.
También se conserva un silo agrícola que recuerda su origen agrícola. Además, Mesones, una localidad que pertenece a El Casar desde 1972, tiene su propia historia y cuenta con monumentos como la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves (siglo XVI) y la fuente pública con inscripción de 1853. En las últimas décadas, El Casar ha experimentado un notable crecimiento demográfico y urbanístico, con varias urbanizaciones integradas en la naturaleza. Entre sus fiestas populares destaca la Fiesta de Las Candelas que se celebra el 2 de febrero. Se trata de un ritual que surge en pleno invierno, y que, al igual que ocurre con la fiesta mayor, se hereda de antiquísimas celebraciones, muy posiblemente paganas, célticas concretamente, que fueron revestidas a lo largo de los siglos con el barniz de lo religioso. El Casar cuenta con una infraestructura de servicios y un polígono industrial, convirtiéndolo en un lugar ideal para vivir y visitar, que combina historia y naturaleza