
Energía politizada
Un viejo amigo del Alto Tajo recordaba exagerando a sus hijos que de niño vivió en la Edad Media. Les recitaba una letanía de carencias: agua corriente, nevera, televisor, luz nocturna cada dos por tres… Y abundantes velas, estiércol, pulgas, pocilgas, mulas, cuadras oscuras y otros escenarios tenebrosos.
Casi dos semanas después de que España regresara por unas horas al siglo XIX todavía no está muy claro lo que ocurrió. Pero tampoco parece que a la gente ya le importe mucho. Aunque se hayan perdido 1.600 millones y unas cuantas vidas.
Las redes sociales con su magia y plumas bien pagadas han convertido el mega apagón casi en una anécdota romántica. Hubo gentes que se fueron de terraceo/tardeo, desempolvaron la radio a pilas, leyeron algo sin mirar el móvil inerte y pasearon como si fueran antiguos novios.
Han surgido hasta fans del apagón, contando anécdotas graciosillas, predispuestos a promover clubs del corte de electricidad diurno apasionado, como hacían antaño los adolescentes con los artistas ¡Qué guay!
Sesudos analistas progubernamentales aseguran que la interrupción eléctrica ha servido, como cuando la hoy denostada Transición, para mostrar la “madurez del pueblo español” y que sabemos dar la talla cuando se nos necesita.
Parece que el apagón es un asunto político y no técnico. Se ha ideologizado la energía. Las renovables son de izquierdas, progres, y la nuclear de derechas. De manera que si no te gustó, eres un facha energético aliado de malvados ‘actores privados’.
Kilovatios de izquierda o derecha¡ Menuda chorrada! Con lo sencillo que sería aceptar que se han cometido errores en la implantación de las ‘limpias’, provenientes de molinos y paneles solares. Que habría que mejorar el modo de usarlas todavía en convivencia con las tradicionales, y que, aunque manden los tuyos, no hay que hacer la vista gorda ni el pijo.