Vistas al pasado
Antiguamente las fotos eran escasas y caras. Las personas iban al fotógrafo en ocasiones señaladas.
Junto a fiestas, zongas y otras juergas y ocios mundanos, las exposiciones de fotografía antigua copan en agosto las actividades culturales de los pueblos. Suelen estar organizadas por algún nativo o enamorado de la localidad y sus tradiciones. Son una especie del baúl de los recuerdos, una manera de hurgar en el pasado tratando de recuperar la memoria y de recrear la vida, y la historia en peligro de desaparición que nos ha precedido.
Antiguamente las fotos eran escasas y caras. Las personas iban al fotógrafo en ocasiones señaladas. A los pueblos solía venir El Peco de Molina para eventos como bodas y comuniones, los DNI, libros de familia y otros documentos. Así se ganaba parte de la vida. De paso, llegó a atesorar la mejor colección fotográfica del Señorío. Siempre volvía alguien que se había marchado a Los Madriles o Barcelona fardando de cámara fotográfica, el amigo con posibles de Zaragoza que giraba una visita, el padre de la maestra o ella misma.
En estas muestras, compuestas de pequeños retazos de historias personales, se repasan temáticas muy variopintas ajustadas al ciclo vital y los ritos de paso, como despedidas de quintos, escenas de labranza y pastoreo -los trabajos y los días-, la llegada del teléfono, matanzas, fiestas patronales, romerías… Plasman lo que fue la España rural, retratan la España vacía, vaciada, olvidada y surrealista.
Benito García Martínez ha reunido en un libro sobre su pueblo Hinojosa, imágenes para el recuerdo (Aache) 116 fotografías antológicas. La mayoría, en blanco y negro, proceden de baúles de las abuelas y otros escondites donde los antepasados guardaban los documentos importantes. Se mostrarán desde el 7 de agosto en una exposición en el Centro Social “La Sima”.
Benito ha recopilado instantáneas conmovedoras en la procesión, el lavadero, el frontón, la escuela o el rollo. Otras son entrañables, en las eras, juegos, bailes o faenas en parajes de antaño. La del mítico capador de Milmarcos, Clemente Terreros, llegando a Hinojosa a caballo al trote, es única, de antología nacional. La muestra y el pueblo, cuna del historiador Portocarrero y otros hijos ilustres, bien merecen una visita.