Una vuelta al calendario y otra vez el verano asoma sus narices al escenario de la vida. Pasan las estaciones y también unas elecciones repetidas.
La democracia europea quiere desentenderse de la religión pero no puede.
Ni el PP se estancó, ni Podemos creció, ni el PSOE fue sobrepasado ni Ciudadanos se hundió.
Ahora que termina la segunda campaña electoral voy a desahogarme un poco del malestar que me provocan los políticos con sus dimes y diretes.
El debate a cuatro ha recuperado la memoria de un parlamento y unos parlamentarios que no dan signos de poder alcanzar un acuerdo.
El 30 de junio se cumplirán las bodas de plata de la institución más relevante de la cultura provincial.
Estamos casi en vísperas del segundo intento para formar Gobierno.
Existe, en estos días, mucha mensajería social en clave de promesas y de salvación.
Nueva Alcarria ha creído oportuno y conveniente hacer su particular debate con los distintos partidos políticos.
Los comentómatras pedantes han rescatado hace un mes el término italiano 'palabros'.
El reguero ha vuelto a la senda del bipartidismo, aún dejándose algún caudal en algunas orillas.
El PP ha ganado las elecciones con bastante más nitidez de la que las encuestas preveían.
El paseo de los Adarves de Molina presenta estos días el aspecto de una especie de campo de batalla.
En 2001, la Asamblea General de Naciones Unidas designó el 20 de junio como Día Mundial del Refugiado.
La ciudad se articula realmente como la auténtica Metrópoli alcarreña, en la que los viernes la gente se va a sus pueblos.
Ni corren malos tiempos para la poesía ni es la hermana pobre de la literatura.
Son días agitados y tal vez ruidosos con los distintos partidos pidiendo el voto.
Convertir la política en democracia y diálogo ha costado siglos enteros.
Era como un niño. Con su imperurbable jovialidad nos confundía a los que a duras penas llegamos a la sonrisa.
Después de vivir unas elecciones generales y llegar su repetición nos planteamos hacer algo distinto, ir un paso más allá.