Se fue el año 2020 con sus campanadas, y nos quedamos con un excelente Nacho Cano, con la bella Pedroche apenas vestida de mascarilla y con la esperanza puesta en este tiempo que llega y trae soluciones científicas.
La pandemia, ha generado sensación de desabrigo, pacientes desestabilizados, dolor, vivencia de pesadilla, amargura, sentimiento de indefensión, pérdida de la capacidad de decidir, desesperanza.
En marzo y abril el virus barrió las residencias dejando tras de sí un horror que nadie nos ha contado aún.
El calendario juliano estuvo vigente en Europa durante 16 siglos, aunque arrastrando error con respecto al año solar.
La Navidad nos viene a recordar cada año, en estas gélidas noches de diciembre, que en el gran teatro del mundo, algunos estamos representando nuestro papel rematadamente mal.
Que el año nuevo sea lo más propicio para todos, además de pasar la dramática página histórica que nos deja un 2020 para el olvido pero que paradójicamente será estudiado y analizado en los libros.
Ninguna de las conquistas que han tenido lugar en relación a la igualdad entre las mujeres y los hombres han sido fruto de la casualidad o de la evolución natural de la sociedad.
El Congreso acaba de aprobar la Ley de la Eutanasia sin escuchar a los expertos, con prisas, como si el debate debiera sustraerse a la sociedad.
Menos mal que todavía nos queda VOX , defendiendo ideas claras, que buscan el bien común, y alguna persona valiente, como Cayetana Álvarez de Toledo, o Isabel Díaz Ayuso,
Ha caído la otrora terrible invernada, con cantos de zorzales y de urracas acercándose al lugar y barruntando nieve que cae en abundancia, pero sin viejas cuchicheando en las cocinas y hombres jugando al guiñote en el bar.
Las redes han sustituido a las publicaciones satíricas del pasado; ahora me río de éstas y de su inocencia.
A todos deseamos salud para este año y la superación definitiva de la pandemia porque lo demás vendrá por añadidura.
La finada quedó tendida en la cama, sin poder recibir visitas de sus más allegados, supongo que por protocolos Covid, pero sin que se hiciese nada con ella. Y así pasaron y pasaron las horas
“Somos los de la Guarrina la gente más fina que el mundo parió. Tan pronto robamos gallinas que sacos de harina que sacos de arroz”, era uno de los cánticos de la gente del barrio.
Vivieron y pasaron, “como la verdura de las eras”, al decir de Jorge Manrique.
Pocos escritores hay en la literatura española tan famosos y con una vida tan desconocida e idealizada por el mito del romanticismo.
Entre penas, como la supresión de besos o eventos familiares pospuestos, siendo lo peor no haber podido despedir en tanatorios, iglesias o cementerios a tantas personas queridas, también algunas alegrías.
La semana pasada fuimos noticia. Hasta en cuatro ocasiones, que yo viera, apareció Guadalajara en los medios de comunicación nacionales.
Mal año con un final esperanzador que tiene a Guadalajara como protagonista.