Con la tradicional vuelta al cole, esta semana se pondrá el cartel de “ya estamos todos” en pueblos, capitalejas y capitales de España.
Agosto y septiembre son meses de tomate, de buen tomate. Me refiero al fruto de la tomatera, no al lío habitual ni al chanchulleo que nos depara la actualidad.
No hay que alzar la voz para seguir pensando por cuenta propia y desde la contención, decir lo justo, no contribuyendo al vocerío.
De bien nacidos es ser agradecido y si el distinguido es alguien a quien une algún vínculo afectivo resulta mayor la alegría por el reconocimiento. Son variadas a lo largo del año las citas que ponen en valor el trabajo de personas o colectivos que ayudan a la construcción de una sociedad mejor.
El verano está refrendando con especial brillo el papel irrenunciable que desempeñan los grupos de desarrollo rural en la provincia de Guadalajara. Estas agrupaciones son en realidad el motor que impulsa la vitalidad de nuestro territorio.
Verbenas, alegría peñera por la calle, concursos, talleres, juegos, misas y procesiones se repetirán de norte a sur, de este a oeste, llevando vida a cada rincón de la patria chica, propiciando reencuentros y esa escapada llena de nostalgias a donde crecimos o a la que estamos ligados.
Septiembre, con sus múltiples fiestas, pondrá el punto y final al verano suponiendo el retorno a la normalidad.
Según el último informe de Crimininalidad, correspondiente al segundo trimestre del año, bajan los delitos convencionales pero suben los tecnológicos. Este lunes, día 8, en Nueva Alcarria, entrevista con la subdelegada del Gobierno, Susana Cabellos. Y amplio reportaje en la edición del viernes, 5 de septiembre.
Este fin de semana se celebró una nueva edición de los gancheros por el Tajo, un oficio, el del transporte de las maderas a través del río hasta Aranjuez, que fue muy relevante, atrayendo la mirada del gran escritor José Luis Sampedro.
La lentitud en la toma de decisiones en este sector por parte de los dirigentes es el fiel reflejo de los intereses que ocasionan los animales en su economía.
Los veraneantes/turistas han echado la llave a la casa del pueblo, se han despedido desde la curva en la que sus abuelos con ojos llorosos le decían adiós, y han dejado calles, callejuelas, plazas y caminos con una paz hermanada con los cementerios.
Más de tres años y medio de guerra en Ucrania. Guerra que no es tal, sino una invasión fracasada. Es importante decirlo una y mil veces para evitar maniqueísmos baratos como esos “no a la guerra” con que algunos adornan su narcisismo moral pidiendo una especie de tregua entre iguales.
Un nombre, el de Mencía, que merece un hueco entre las personalidades más importantes de nuestra tierra, y que me gustaría que sirviera de inspiración en el futuro a esta niña de cuatro años, mi pequeña Mencía, que juega a mi lado mientras escribo.
"Ya no vienen veraneantes, vienen turistas”, reflexiona uno de los contados pastores que aguantan en esta parte de España antes llamada simplemente rural y ahora vacía, vaciada, abandonada, desatendida, despoblada, y estos días también turistizada.